
El temor cunde entre los franquiciados de Dia, quienes buscan que sus tiendas sean integradas en marcas de la competencia, como Carrefour o Eroski. Se trata de un miedo comprensible. La falta de liquidez de Dia ha alcanzado un punto que lleva a S&P a pronosticar una quiebra en tan solo siete meses. Su accionista mayoritario, Mijail Fridman, en nada ayuda a mejorar esta situación, después de abandonar el consejo de administración y poner trabas a la refinanciación que la banca acreedora está dispuesta a impulsar. En este contexto, urge que Dia encuentre cuanto antes un protector entre los fondos de inversión que ya mostraron su interés. Sólo con este caballero blanco podrá frenar a Fridman y la lograr la ampliación de capital que la empresa requiere.