
Liberbank y Unicaja reconocen que han establecido contactos para estudiar una posible fusión. La operación, si se confirmara, cuenta con evidentes ventajas. La complementariedad geográfica salta a la vista, dado que Unicaja centra su despliegue en Andalucía y Castilla y León, mientras que Liberbank cuenta con mayor presencia en la Cornisa Cantábrica, Castilla La-Mancha y Extremadura.
Además, disponen de una base organizativa semejante (las dos entidades son fruto de la unión de antiguas cajas de ahorros) y trabajan en el mismo nicho de mercado, centrado sobre todo en las hipotecas y los depósitos. Obviamente, también se producirían avances en términos de rentabilidad, aunque debe destacarse que éste no sería el punto más fuerte de la posible fusión.
Su incremento hasta el 8 por ciento sobre recursos propios en 2020 estará por debajo todavía de la media del sector en España y será inferior al nivel del 10 por ciento que los mercados demandan. La rentabilidad es una variable clave para todo banco, pero aún más para aquéllos tienen un tamaño mediando. Estas entidades, como se vio sobre todo en 2017, cuentan con una baja protección ante los ataques especulativos en bolsa, derivada del escaso volumen de acciones sometidas a negociación habitual en bolsa (el llamado free-float).
Por ello necesitan acreditar más su solidez mostrando buenos niveles de capital, morosidad y rentabilidad. En el caso de Liberbank y Unicaja, es previsible que asegurar esa situación no sólo requiera fusionarse sino también acometer importantes ajustes de sus estructura para reducir gastos. Es un precio que ambas entidades deben asumir, si de ese modo ganan el músculo que necesitan exhibir ante los inversores.