
El secretario general de CCOO, Unai Sordo, replica en elEconomista a quienes acusan a los sindicatos de involucionistas por querer derogar las reformas laborales desde 2010.
Defiende que no busca retroceder sino crear un "nuevo marco inclusivo". Pero ese afán de avanzar al que Sordo apela no se concilia con su actitud a la hora de explicar bajo qué condiciones juzga válida la negociación. Asegurar que, "si no hay acuerdo, los cambios deberán hacerse sin la patronal", equivale a minusvalorar injustamente el rol de las empresas en una discusión que les afecta directamente. Pero, además, esa posición incurre en el error de romper el debate tripartito que ha sido tan efectivo en las últimas décadas. Una quiebra del diálogo social sería un indudable paso atrás.