Editoriales

El FLA debe caminar hacia su final

La reforma de la financiación autonómica apenas ha dado pasos, pero ya se puede prever que tendrá importantes efectos en los mecanismos extraordinarios de liquidez, el FLA especialmente. El Gobierno y los Ejecutivos regionales ultiman un acuerdo para que los créditos que el Estado concede por esta vía elevan sus intereses hasta equipararlos a los niveles habituales ahora en el mercado.

De este modo, Hacienda pondría fin a una situación excepcional que ha hecho que el FLA, durante años, haya ofrecido unas muy benévolas condiciones de financiación. De hecho, en 2015 y 2016, llegó a prestar a interés nulo. Pero, sobre todo, esta medida supone el reconocimiento de hasta qué punto ha cambiado la situación de las autonomías.

El hecho de que territorios como Andalucía y Baleares se planteen financiarse por sí solos constituye una evolución lógica. La mayoría de los Gobiernos regionales vuelven a cumplir las metas de déficit y manejan unas previsiones de ingresos fiscales prometedoras. Pueden así presentarse ante los mercados internacionales en condiciones de obtener recursos a unos tipos de interés competitivos.

Constituye, por tanto, una anomalía que muchos territorios se resistan a desligarse del FLA. La normalización de los intereses del Fondo de Liquidez se perfila como una medida oportuna para instarles a que den un paso ineludible. El FLA fue un mecanismo creado para responder a una situación como la planteada por la crisis.

Su continuidad para responder a futuras complicaciones "graves", como Hacienda defiende, puede estar justificada. Lo que ya no lo está es mantener su funcionamiento actual. Por ello, el Ministerio acierta al actuar ya para que su uso como medio de financiación habitual termine.

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