
Las bolsas vivieron ayer una jornada difícil a ambos lados del Atlántico. En Europa, las caídas hicieron que el mercado volviera a testar los mínimos registrados en agosto pasado, situados en los 11.830 puntos del Dax alemán y los 3.306 del Eurostoxx 50. Se trata de un soporte fiable, cuya fortaleza quedó clara en febrero, cuando las perspectivas de una normalización monetaria más rápida de la Reserva Federal (Fed) convulsionaron los mercados.
Sin embargo, ahora es más posible que incluso un soporte de esta fiabilidad se resquebraje por varias razones. En primer lugar, debe considerarse que sigue actuando la expectativa de que la Fed pise el acelerador. De hecho, esta semana, el nuevo presidente, Jerome Powell, dejó entrever la posibilidad de cuatro alzas de tipos en 2019. Pero ahora también influye un factor nuevo como es la guerra comercial a escala mundial que el presidente Trump parece dispuesto a desatar.
De hecho, no sólo existe la posibilidad de que endurezca los aranceles al aluminio y al acero que presentó el mes pasado, en respuesta al nuevo impuesto que la UE quiere aplicar a las grandes tecnológicas. Además, Trump demuestra ya sin ambages que su verdadero objetivo es China y sus exportaciones tecnológicas, por lo que maneja ya penalizaciones aduaneras a esos productos por valor de 60.000 millones.
Se abre así un escenario de gran incertidumbre que ni siquiera el buen ritmo de crecimiento de las economías estadounidense y europea pueden mitigar. Con ese horizonte, el inversor en renta variable debe mostrarse cauteloso. Si la bolsa europea rompe los soportes clave a los que vuelve, por tercera vez en este año, el mercado se adentrará en un terreno peligroso.