
La ineludible reforma del sector español de la estiba tiene el camino cada vez más allanado hacia su aprobación definitiva. El Consejo de Ministros dará luz verde en breve al nuevo decreto-ley en el que, sin alterar sus líneas fundamentales, se recogen las propuestas del mediador de la negociación, referentes a buscar medios para preservar puestos de trabajo, siempre dentro de los supuestos legales.
Pero lo fundamental es que, una vez que el decreto llegue al Congreso, no se repetirá la situación del pasado marzo, cuando fue imposible lograr la convalidación. Ciudadanos no incurrirá otra vez en el error de abstenerse y votará a favor, al igual que el PNV. Y a ello hay que añadir la decisión del PdeCat de evitar encastillarse en su no de marzo y abstenerse en la siguiente votación.
La antigua Convergéncia explica el cambio invocando su europeísmo y la necesidad de no demorar más el cumplimiento de la sentencia comunitaria que obliga a reformar la estiba. Además, lo más probable es que obtenga a cambio mejoras operativas y más control en los puertos. Sin embargo, no menos importante ha sido el hecho de que Francesc Homs ya no se ocupa de la portavocía del partido en el Congreso, tras ser inhabilitado por su participación en la consulta del 9-N.
Su sucesor, Carles Campuzano, ha mostrado un mayor talante negociador y ahora resulta posible desbloquear una reforma fundamental. Es deseable que esta nueva actitud no sea un hecho aislado y que el partido del president Carles Puigdemont reconozca que, por la vía del diálogo, puede obtener resultados mucho más positivos que los derivados de la política de enfrentamiento permanente con el Estado que le ha caracterizado.