
El Ibex 35 terminó ayer la jornada con un alza del 3,76%, la más fuerte en una sola sesión desde 2015. El índice español ofrece un claro ejemplo del entusiasmo con el que el mercado europeo acoge la victoria de Emmanuel Macron en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas. No es una euforia ingenua.
La opción más europeísta de las cuatro que lideraban las encuestas logró imponerse por sí sola el pasado domingo, y ni el resultado histórico de Marine Le Pen le arrebató el liderazgo. Por si fuera poco, ahora que Macron tiene también el apoyo de socialistas y conservadores todo apunta a que Le Pen quedará en la cuneta en la segunda vuelta, junto a sus amenazas contrarias al euro y al proyecto europeo.
La disipación de esa incertidumbre llega en el momento más oportuno para la bolsa, de modo que se puede anticipar que el alza que ayer mostró el Ibex 35 no será un hecho aislado. El mercado europeo está inmerso en una clara tendencia alcista desde finales del año pasado, contagiada desde Estados Unidos. Tan positiva racha, sin embargo, arrastraba lastres, como los apuros de la banca europea para romper sus resistencias.
Sin embargo, la relajación del riesgo político en la eurozona se suma ahora a las expectativas de que el BCE acabe en el medio plazo con su política ultraexpansiva, que tanto ha afectado a sus márgenes de negocio. Por tanto, los bancos están en condiciones de actuar como nuevos propulsores y ahondar una tendencia alcista bursátil que, pese a sus altibajos, nunca llegó a desparecer. Si a ello se suman las perspectivas de una buena temporada de resultados, puede concluirse que el Ibex 35 tiene bases sólidas para continuar al alza y emprender camino hacia los 11.000 puntos.