Editoriales

Fiscalidad que asfixia a la empresa

La jornada Presente y futuro de la empresa familiar en Aragón, celebrada ayer por elEconomista en Zaragoza, sirvió para poner de manifiesto la difícil situación fiscal que este tipo de firmas atraviesa en dicha comunidad autónoma. Aragón ya puntúa en los puestos más altos en cuanto a sus tipos de IRPF y Patrimonio, y el contexto aún puede deteriorarse más en los próximos meses.

No en vano su Gobierno muestra una debilidad que puede conducirlo a hacer importantes concesiones a Podemos (su socio en el Parlamento), que ahora generan una fuerte "incertidumbre", con objeto de sacar adelante los Presupuestos de 2017. Pero es el Impuesto de Sucesiones el que concita una parte especialmente importante de las protestas de las empresas familiares, en las que el relevo generacional en la propiedad de los activos es tan importante.

En territorios como Aragón, heredar una empresa valorada en 800.000 euros supone el pago de 77.000 euros, frente a los 11.000 que implica la misma operación en Madrid. La solución a esta disparidad no consiste en atacar las deducciones madrileñas y abogar por su supresión, como han hecho varios Ejecutivos autonómicos, aprovechando la apertura del debate sobre la nueva financiación autonómica.

Muy al contrario, tomando ejemplo de las reclamaciones de las empresas familiares aragonesas, "debe buscarse una armonización fiscal a la baja" o incluso la bonificación total de un tributo como Sucesiones que no grava la generación de riqueza, sino el mero cambio de su titularidad. De lo contrario, persistirá la asfixia de las sociedades y éstas se verán abocadas, como ya está ocurriendo, a abandonar su territorio de origen para emigrar hacia regímenes fiscales más justos.

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