En lo peor de la crisis, el pago de prestaciones por desempleo era, por encima incluso de los intereses de la deuda, la gran hipoteca de los Presupuestos Generales. En 2016, por el contrario, esa partida se reveló menor de lo previsto en 1.200 millones. Es una cifra pequeña que, sin embargo, debe valorarse.
No en vano se utilizará para paliar el alto déficit que la Seguridad Social arrojó el año pasado. Pero sobre todo demuestra, acompañada por las buenas cifras que la afiliación mantiene, la buena evolución en la que se encuentra embarcado el mercado laboral español. Mantenerla exige respetar las líneas generales de la reforma laboral y evitar tomar más medidas, como las alzas fiscales a las empresas, que perjudican la creación de empleo.