
El dato adelantado del IPC mostró en enero un fuerte avance hasta el 3%, la tasa más alta desde 2011. Pese a que aún no se conocen las cifras definitivas, puede concluirse que el empuje provino de dos factores coyunturales: el encarecimiento de la electricidad en el mercado mayorista y la recuperación del precio del crudo.
Los bajos niveles, del 1%, que aún muestra la inflación subyacente (de cuyo cálculo se excluye la energía) debe convencer a los más escépticos de que tiene que evitarse toda precipitación. Así no se puede garantizar que el IPC tenga fortaleza para seguir en cotas tan elevadas. Se evitará, de este modo, el error de realimentar un alza de precios, de momento transitoria, transmitiéndola a la negociación salarial.