La guerra de precios de la OPEP para acabar con el fracking estadounidense ha fracasado. El crudo llegó a caer hasta los 30 dólares pero la fracturación hidráulica sigue viva y ya supone el 50% de la producción de petróleo de EEUU. Su atractivo actual está fuera de toda duda y hace que las grandes petroleras entren en el negocio, aunque sin la eficiencia de las operadoras especializadas.
El esperado recorte de producción de la OPEP supone un triunfo sin paliativos para el fracking. Además, esta técnica mitigará las subidas de crudo. Al ser rentable con el barril en torno a 50 dólares, a países como Arabia Saudí no les interesa incrementar los precios más allá de 60 dólares, ya que fortalecería todavía más a las empresas de fracking.
