En pocos meses, IAG pasa de ser un valor estrella a virar a un título en revisión. El giro se debe a que el mercado recorta drásticamente sus previsiones de beneficio. En 2016, el holding ingresará un 18% menos de lo estimado. Pero lo peor llegará en 2017 y 2018, cuando los analistas esperan que esos pronósticos sufran un deterioro de 30 puntos.
El 35% de los ingresos de la firma dependen de Reino Unido, por lo que el Brexit está detrás de las malas previsiones. Pero hay más: IAG se enfrenta a la subida del petróleo y a la competencia de las aerolíneas de bajo coste. El holding tuvo que recurrir a fuertes ajustes en el inmediato pasado para superar desafíos semejantes. Es previsible que deba recurrir a la misma fórmula para convencer otra vez a los inversores.