
Asegurar la sostenibilidad del sistema público de pensiones es todavía uno de los grandes retos que heredará el próximo Gobierno, tras las elecciones del día 26. Sin duda, las reformas de los últimos años han contribuido a apuntalarla; sobre todo, la acometida en la penúltima legislatura, gracias a los mecanismos que han acabado con las actualizaciones ligadas en exclusiva a la inflación o sus esfuerzos para limitar las jubilaciones anticipadas y parciales.
Pero el valor de esos avances no debe impedir escuchar avisos como el lanzado por el responsable del programa económico de Ciudadanos en elEconomista. Luis Garicano se muestra sensato al vaticinar que no es posible garantizar el poder adquisitivo de quienes se retiren dentro de 15 ó 20 años. En efecto, resultaría ingenuo creer que están resueltos los problemas que plantean realidades tan arraigadas en la sociedad española como su alto envejecimiento o su muy baja natalidad.
Frente a ese desafío, Ciudadanos plantea una respuesta ineludible, como es fomentar la creación de empleo, para elevar el número de cotizantes. Y lo hace con coherencia, en la medida en que Garicano deja claro que nunca ha abogado por derogar el principal generador de puestos de trabajo de los últimos años (la reforma laboral).
Muy al contrario, busca mantenerla, aunque limando las deficiencias que detecta en cuestiones como el persistente desequilibrio entre trabajadores fijos y discontinuos. Con todo, sin minusvalorar la oportunidad de esos cambios, Ciudadanos, y los demás partidos, no deben perder de vista que el reto planteado por la sostenibilidad de las pensiones es de tal envergadura que aún requerirá de medidas más ambiciosas, como el despliegue de un verdadero estímulo para el ahorro privado complementario.