Las incertidumbres políticas no hacen mella en el sector inmobiliario, que coge un fuerte impulso en el primer trimestre del año. El precio de las casas crece un 6,3%, el mayor aumento desde 2007 y el número de compraventas sube el 29%, el porcentaje más alto desde 2013.
A pesar de estos fuertes repuntes, los datos no parecen responder a la formación de una burbuja cómo la que explotó al inicio de la crisis, ya que el número de transacciones está muy lejos de las de entonces, sino más bien a una mejora económica que se produce con un entorno de tipos de interés históricamente bajos. La inversión en inmuebles se torna cada vez más atractiva en comparación con el rendimiento que ofrece la renta variable y la fija.
