
Por primera vez desde 2009, la cartera de créditos al consumo de la banca española crece. En marzo el volumen de los nuevos préstamos superó las amortizaciones de los ya concedidos, y el stock subió un 0,66%. Este tipo de crédito, por tanto, está dejando de ser el dolor de cabeza en el que se convirtió desde el inicio de la crisis, con una morosidad del 20%.
Por el contrario, ahora pueden aportar un cierto alivio para las entidades gracias a la recuperación económica. Con todo, persisten los problemas en apartados clave de su negocio crediticio, como el hipotecario y el destinado a pymes, por la escasa demanda y por la guerra de precios emprendida para captarla. En consecuencia, la etapa de ajustes en la banca no se puede dar por cerrada.