Editoriales

La inestabilidad lastra el crédito

Los bancos españoles se han distinguido con respecto a sus homólogos de la zona del euro en la última encuesta que el BCE ha llevado cabo en el sector. Más allá de puntos en común, presentes en toda la Unión Monetaria, como la baja rentabilidad, las entidades de nuestro país se han mostrado especialmente pesimistas con respecto a la evolución de la demanda de préstamos, durante el primer trimestre de este año.

Hasta el punto de que las entidades españolas reconocen un frenazo en las solicitudes de financiación, tanto de las grandes empresas como de los hogares. En relación a estos últimos, los bancos temen que, entre enero y marzo pasados, se produjo la primera disminución de peticiones de hipotecas desde el año 2013. Este clima de opinión invita a sacar dos conclusiones. La primera de ellas es de carácter sectorial y se relaciona con las dificultades que aún afrontará el negocio bancario en España. La ausencia de una demanda lo suficientemente voluminosa para que la cartera total de crédito avance seguirá restando márgenes a las entidades, y efectividad a las cuantiosas inyecciones de liquidez del BCE.

En segundo lugar, el frenazo en las peticiones de financiación coincide temporalmente con el auge de la incertidumbre política en España, tras las elecciones de diciembre, y demuestra que esta última está teniendo efectos en las decisiones sobre la inversión y el consumo futuros. Por tanto, los peores efectos de la inestabilidad están aún por conocerse, y pueden agravar la desaceleración esperada para el segundo y el tercer trimestre. Sin duda, la prolongación de la interinidad que supone la posible nueva convocatoria de elecciones, sólo contribuirá a ahondar esos efectos perniciosos sobre la economía.

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