
En el incierto contexto actual, el Ibex 35 sufre un castigo severo; sus previsiones de beneficio caen un 8,3% en el último trimestre, doblando la expectativa de mengua del EuroStoxx50. La fragmentación política que originó el 20-D explica en parte esa diferencia.
Pero deben considerarse dos características estructurales del Ibex: el peso que tiene un sector que aún lucha por recuperar rentabilidad (la banca) y la alta exposición a América Latina de sus empresas, con la excepción de Inditex e Iberdrola.
La región ya sufrió con intensidad en 2015 la fuerte depreciación de las materias primas. Esa debacle no tiene visos de corregirse por lo que 2016 será duro para países como Brasil y, por ende, para las empresas españolas que allí tienen presencia.