
La bolsa española está cerca de un hito como es alcanzar el billón de euros de negociación, nivel inédito desde 2010. Mañana se despejarán las incógnitas sobre los nuevos estímulos del BCE, pero, si no hay sorpresas, el efecto Draghi ya está descontado. Por tanto, todo depende de que los inversores refuercen su apuesta por España.
Las dudas sobre la situación política lastraron la bolsa en octubre y noviembre, por lo que la negociación tendría que compensar subiendo un 30% este mes. Esa marca se antoja inalcanzable en un diciembre electoral. Por tanto, el verdadero impulso bursátil queda para 2016 y, como la recuperación económica en su conjunto, está supeditado a un requisito crucial: que tras el 20-D surjan pactos que aseguren la gobernabilidad.