El plan estratégico de Repsol para los próximos cuatro años está enfocado en crear valor en un escenario adverso, como es para una petrolera un entorno de precios del crudo de alrededor de 50 dólares. Con este escenario, la empresa que preside Antonio Brufau se plantea que la reducción de deuda alcance los 6.500 millones en el periodo, para quitarse el 40% que tenía al cierre de 2014, a través de ventas de activos por importe de unos 6.200 millones de euros y de una reducción de la inversión del 38%.
Estas cifras, basadas en el escenario estresado de una evolución plana del precio del petróleo hasta 2020, permitirían según los cálculos de la compañía que el ebitda aumentara alrededor de un 50%, a la vez que mantendría la retribución actual al accionista.
Sin embargo, aunque la evolución del crudo en los últimos meses ha sido claramente bajista, no es el escenario central que plantean los expertos, y Repsol también contempla que la evolución de los precios le sea más favorable. En ese caso, y aunque el foco está puesto en crear valor sin depender de la evolución de la materia prima, el ebitda se duplicaría, el pago al accionista se mejoraría y el volumen de inver- siones se revisaría.
Por ahora, la acogida en el mercado del nuevo plan de Repsol ha estado más condicionada por una primera lectura realizada por un banco de inversión, que ha tornado las alzas iniciales en la sesión de ayer a una bajada final de los títulos en bolsa de un 4,28%. Un castigo que se antoja muy severo para las premisas de la estrategia presentada, que incluye demostrar que la adquisición de Talisman reportará ahorros y sinergias significativas con su integración.