Editoriales

Señal de alarma para los sindicatos

En plena crisis económica, en la que el total de parados llegó a superar los 6 millones, los españoles dieron la espalda a los sindicatos mayoritarios: UGT y CCOO perdieron 1,4 millones de afiliados, un 43,7%, entre 2008 y 2014. Nada más comprensible que ese abandono frente a unas burocracias que, sobre el interés de los más débiles del mercado laboral, ponían el de su propia jerarquía, amparándola incluso cuando era manifiestamente corrupta.

La desafección debe ser una señal de alarma, en la medida en que, de no tomarse en serio, condena a la desaparición a estas centrales sindicales. De ellas mismas (y su apuesta por la transparencia, por la autonomía frente a las subvenciones y la modernización) depende su supervivencia.

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