Economía

Quizá los robots no te quiten el trabajo, pero sí te están 'quitando' la subida de sueldo

  • Las empresas pueden ajustar su producción utilizando robots
Foto de Alamy

En los últimos tiempos parece evidente que la histórica relación entre inflación y actividad económica se ha roto o, al menos, se ha suavizado sobremanera en las economías desarrolladas. Son varios los países avanzados que llevan años creciendo (incluso por encima del PIB potencial), con tasas de paro relativamente bajas y sin embargo los salarios y la inflación no terminan de despegar. Son muchos los factores que pueden explicar parte de esta tendencia y entre ellas se encuentra el auge de los robots, que aunque todavía no están destruyendo empleo de forma masiva sí están poniendo techo al incremento de los salarios. Con los robots se produce una especie de aumento de la oferta de factor trabajo 'no humana'. Ahora, cuando la actividad se incrementa las empresas empiezan a tener la opción de aumentar el uso de robots, restando importancia al ser humano y el precio que se pagar por su trabajo.

En un trabajo publicado por el Banco de Japón, los economistas Takuji Fueki y Kohei Maehashi aseguran que "existe una evidencia empírica de que la relación entre inflación y la brecha de producción se está perdiendo a medida que la robotización avanza".

La brecha de producción u output gap es la diferencia entre el PIB que se registra y el potencial, que es la producción máxima que se puede generar sin crear desequilibrios. En estos momentos, muchas economías desarrolladas registran brechas positivas (según modelos econométricos), lo que quiere decir que están operando por encima de un nivel sostenible, pero lo cierto es que los desequilibrios relacionados con la inflación no aparecen por ningún lado.

El uso de los robots se está expandiendo. Desde finales de los 90 hasta 2017, el stock de máquinas que son capaces de ensamblar, manipular, embalar, pintar, soldar, etc se han multiplicado por tres. El trabajo abarca el espacio de tiempo transcurrido entre 1998 y 2017 y usa la célebre curva de Phillips (muestra la relación entre desempleo e inflación salarial) para analizar la influencia de la robotización en las tendencias de los precios. Este curva solía ser más empinada a medida que el desempleo caída, lo que desembocaba en una aumento de los salarios (las empresas se pelean por los trabajadores cuando escasean) y, a la postre, de la inflación.

El Banco de Japón afirma que "la curva de Phillips se aplana a medida que la robotización avanza en el proceso productivo. Este análisis apoya la hipótesis de que la automatización es una de las fuentes de la pérdida de esta relación". Estos expertos consideran robot a toda máquina que sea multifuncional y reprogramable con cierto grado de liberad, capaz de manipular materias, piezas, herramientas o dispositivos especiales, según trayectorias variables programadas para realizar diversas tareas. En definitiva, este tipo de definición quiere decir que estas máquinas son esencialmente autónomas y necesitan muy poco del ser humano.

Cuando se produce un shock de demanda y las empresas necesitan incrementar su producción, los robots aparecen como una opción más junto a los humanos. "Las firmas pueden ajustar su producción utilizando robots, ayudando a absorber la propagación de los costes marginales y debilitando el vinculo entre estos costes y las fluctuaciones de la actividad económica".

El estudio se ha realizado en dieciocho países entre los que se incluyen Japón, Alemania o España. Para calcular el efecto de los robots se analiza la proporción de este tipo de máquinas entre el número de trabajadores, lo que se conoce como densidad de robotización.

Cuanto mayor es esta densidad menor es la relación entre la actividad económica y la inflación. "Dos factores afectan a los salarios reales. El primero es el efecto sustitución: con la introducción de este tipo de capital robótico, la demanda de trabajo (empleados) cae, lo cual siempre reduce los salarios reales. Otro factor está relacionado con la productividad. A medida que aumenta la robotización aumenta, la productividad también lo hace y con ello los salarios reales". 

Esto último no se está produciendo todavía. Según los autores del trabajo, el incremento de los salarios depende del grado de automatización y de su calidad. "Una automatización que es mediocre reduce los salarios reales (el aumento de la productividad no compensa el efecto sustitución del factor trabajo), mientras que una muy productiva aumenta los salarios reales". Por ahora, según muestra el indicador de productividad total de los factores (PTF), la automatización está teniendo un efecto pequeño sobre la productividad, por lo que el primer factor de la automatización (sustitución) tiene más peso que el segundo, lo que podría explicar parte del estancamiento de los salarios en los últimos años.

Las transiciones siempre son complejas y hasta que la formación del ser humano se adapta a los nuevos métodos de trabajo ciertos colectivos pueden sufrir estos cambios más que otros. La calidad de la automatización y la adaptación del ser humano son vitales para que este proceso de transformación desemboque en una situación mejor en términos agregados para la población.

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Comentarios 5

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igall10
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Y cuando en este mundo globalizado los salarios se queden totalmente desfasados y el trabajo lo hagan los robots ... los productos que frabrican o venden las empresas, los podrá comprar "Rita".

Te ahorras costes de producción pero no tendrás quien los compre o por lo menos no el volumen que necesita la empresa para seguir adelante.

Siempre se habla de producción, pero la producción va ligada al consumo eso no se debe olvidar nunca y parece que esta parte siempre cae en el olvido.

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#1
Marc
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La mayor destrucción de empleo que se haya conocido en la historia no corresponde ni a los robots ni a la IA. Fue la invención del tractor. Cada tractor sustituyó más de 70 empleos en el campo y la economía creó otros puestos. De hecho los países más robotizados ni tienen mucho paro ni salarios bajos. Aquí lo que pasa es que somos muy socialistas y muy antiempresas y enseguida saltamos a la yugular y por eso tenemos las empresas que tenemos, las de los que no se pueden ir, y no las empresas que hay en otros países con cultura emprendedora y apoyo a la empresa. En España la gran lacra es que hay muy poco ingeniero y economista serio en la política y mucho politólogo y filólogo con todo el respeto a esas grandes profesiones.

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#2
el otro lado
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Pues esto.....mi impresion.......es muy sencillo ......si a este sistema capitalista le eliminas la capacidad de demanda....se va al carajo.....

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#3
Alucinante
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3, Marc:

Léete "Las uvas de la ira", que está relacionado con lo que dices, y luego me cuentas. Además, en esa época a la que aludes, 1) había mucha menos población en el mundo que hoy día y 2) había muchos sectores por aprovechar y en ellos se podía recolocar a toda la gente a la que desplazaban los tractores. Hoy día, eso no es así. Estamos en 2019, no a principios del siglo XX.

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#4
LAS VERDADES DUELEN
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No sé en qué mundo vivís.

Hoy en día, la gente no muestra interés por nada.

Ningún negocio funciona porque el problema es que todo el mundo quiere vender sus productos, pero nadie quiere comprar los productos de los demás. En resumen: nadie consigue vender porque nadie quiere comprar. No hay que ser economista para darse cuenta de esto.

Esto sucede desde el año 2007, cuando empezó la crisis en España.

La gente ni siquiera come. Los supermercados Mercadona, Aldi y Lidl los veo vacíos casi siempre.

Por mí, como si se llena todo el planeta Tierra de robots. Ya nos reiremos un montón cuando veamos atónitos que los robots (los que tengan forma humana) también se quedan en el paro, igual que nosotros, los seres humanos.

Puntuación 0
#5