La tasa a las transacciones financieras que una decena de socios europeos lleva años negociando puede que finalmente vea la luz del día. El ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz, dijo el pasado 14 de Junio tras la reunión con sus colegas europeos que la propuesta podría quedar cerrada para este octubre, con la intención de que se empiece a aplicar en 2021, una década después de que la Comisión Europea realizara la propuesta original.
Sin embargo, queda un obstáculo por salvar: España. El Gobierno español está poniendo problemas al último gran fleco que queda por resolver: cómo se distribuyen los ingresos recaudados por la tasa. Nuestro país no está totalmente solo. Al menos Italia también quiere una fórmula alternativa.
Según el modelo finalmente incluido en la propuesta, se aplicará un 0,2% a la emisión de las acciones de compañías con un valor bursátil superior a los 1.000 millones de euros, y que residan en al menos uno de los Estados miembros participantes (Austria, Bélgica, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Portugal, Eslovaquia, Eslovenia y España).
Mutualizar los ingresos, la clave
Según las estimaciones de la Comisión, la tasa prevé recaudar unos 3.447 millones de euros en estos 10 países, frente a los 57.000 millones de euros que se esperaba ingresar con los 28 Estados miembros con la propuesta que cubría todos los productos financieros.
Francia y Alemania, impulsores del último modelo de compromiso que finalmente convenció al resto, proponen que los ingresos se mutualicen, para luego destinarlos a la futura capacidad presupuestaria para la zona nuevo. Sin embargo, España discrepa porque opina que beneficia a los países pequeños. Protesta porque sus ingresos caerían un 6,48% aplicando la fórmula franco-alemana hasta los 491 millones de euros, en comparación con los 498 millones de euros que se llevaría aplicando la tasa directamente a su mercado financiero.
No ha servido que París y Berlín pulieran la primera versión de mutualización para reducir la caída de ingresos de España, que en el borrador original era la gran perdedora con una caída del 18,5% de los ingresos (hasta los 406 millones de euros). Con el nuevo modelo, son precisamente Alemania (-19%) y Francia (-12,8%) quienes más se dejan por el camino.
"Todavía no hay acuerdo, continúan los trabajos" informaron fuentes del Gobierno a elEconomista. Fuentes cercanas al proceso comentaron que España e Italia han realizado propuestas paralelas. Sin embargo, desde el Ejecutivo niegan que nuestro país haya puesto algún modelo sobre la mesa.
La mayoría de países del euro respalda el modelo franco-alemán
El modelo franco-alemán, respaldado por al menos la mitad de los países participantes, propone unos ingresos mínimos de 20 millones de euros para que "los países más pequeños puedan cubrir los costes fijos asociados con el establecimiento y el mantenimiento de la infraestructura de la recogida de un impuesto europeo a las transacciones financieras", dice la propuesta, a la que tuvo acceso elEconomista. Grecia, Eslovaquia y Eslovenia entrarían en esta categoría. Los 50 millones de euros que serían necesarios para completar la recaudación de estos países hasta el mínimo serían aportados entre aquellos que recaudaran más de 100 millones de euros, divididos en función de su renta.