Los 28 jefes de Estado y de Gobierno de la UE tratarán de cerrar esta noche la elección de los nuevos primeros espadas de las instituciones comunitarias para un periodo especialmente convulso. Y, según reconoció el miércoles un alto cargo europeo, la discusión llega totalmente abierta a la cena de esta noche.
"Todas las opciones están sobre la mesa", dijo la misma fuente. Las capitales y las principales familias políticas han conseguido avanzar en los últimos días, explicó otro diplomático. Sin embargo, todavía no hay consenso sobre quién debe presidir la Comisión Europea, el Consejo Europeo, la jefatura de la diplomacia europea y el Banco Central Europeo. La presidencia del Parlamento, seguramente, también formará parte del paquete.
No obstante, fuentes europeas dejan la puerta abierta a que la discusión continúe mañana por la mañana en el segundo día de cumbre, e incluso ya se barajan fechas para una cumbre extraordinaria, dificultada por la celebración del G-20 en Japón. La única fecha límite que marcan en Bruselas y los estados miembros es el 2 de julio, cuando se constituirá el nuevo Parlamento Europeo, salido de las elecciones del 26 de mayo. Para entonces se quiere tener al jefe del Ejecutivo comunitario, cuya elección despejará el resto de las incógnitas como parte del paquete.
Se procurará un secretismo vaticano para facilitar la fumata blanca: los jefes de los Ejecutivos estarán solos y la señal de los móviles será inutilizada
Como ya pasara en la cumbre del 28 de mayo, cuando se discutió por primera vez el proceso, se procurará un secretismo vaticano para facilitar la fumata blanca. Los jefes de los Ejecutivos estarán solos y la señal de los móviles será inutilizada para que no haya filtraciones.
Gran parte de la evolución del proceso dependerá de qué pase con el candidato del PP Europeo, el alemán de la CSU Manfred Weber. Sin embargo, el bávaro no reúne los apoyos suficientes, ni entre el resto de líderes ni en el Parlamento, que también debe aprobar la elección. Si Merkel le deja caer, la mano de la canciller se reforzaría para pelear por otros puestos, sobre todo la presidencia del BCE tan jugosa para su banquero central, el halcón Jens Weidmann.
Aunque los diplomáticos no quisieron hablar ayer de ningún nombre, especialmente para el BCE, sí que marcaron algunos parámetros. Un alto cargo de uno de los grandes socios insistió en que el sucesor de Mario Draghi sea un banquero, lo que descalificaría a candidatos más políticos, como la directora del FMI, Christine Lagarde.