
Desde la introducción del euro, hace ya 20 años, España no ha logrado reducir la brecha de renta per cápita con la Eurozona, a pesar de que uno de los objetivos de la divisa única era la convergencia económica. Desde 1999 hasta 2008 (con burbujas y generación de grandes desequilibrios) la distancia se redujo en más de 10 puntos porcentuales gracias a la fuerte creación de empleo y al auge de los salarios. Sin embargo, la crisis llevó a España de nuevo a la casilla de salida y desde entonces apenas se ha reducido la brecha. La dificultad de la economía española para generar empleo a la vez que crece la productividad podría ser el gran motivo que explica este atasco en la ansiada convergencia con la zona euro.
BdE: "En la etapa transcurrida de la recuperación (2013 hasta hoy), el aumento de la renta per capita ha sido el resultado del incremento de la cifra de ocupados"
Se mire como se mire (precios corrientes, precios constantes o paridad de poder adquisitivo), la renta per cápita de los españoles se encuentra prácticamente igual de lejos hoy que hace 20 años de la del resto de ciudadanos de la zona euro. La renta per cápita (resultado de dividir el PIB entre los habitantes de un país) de España es hoy de 25.900 euros frente a los 33.900 de media de la Eurozona, una diferencia del 24%. En 1999, el ingreso medio de los españoles era de 14.700 euros y el de la zona euro 20.900, una brecha del 29%, según muestran los datos de Eurostat.
El espejismo de la economía
Entre 1999 y 2008 España pisó el acelerador de la convergencia con los países punteros de Europa, pero el acercamiento se produjo por cantidad, no por calidad. El mayor crecimiento medio que registró la economía española estuvo basado en el endeudamiento masivo de familias y empresas, en una política fiscal con cierto sesgo expansivo y en una generación de empleo insostenible para uno de los mercados laborales más rígidos de Europa. España redujo la brecha de renta per cápita al 16%, diez puntos porcentuales menos que en 1999, pero la productividad no creció prácticamente nada entre el 1999 y 2007, mientras que en la zona euro sí lo hizo.
Tras años de un crecimiento por encima de la media de la zona euro y una fuerte creación de empleo (y de desequilibrios) llegó la crisis financiera y el estallido de la burbuja inmobiliaria, en el caso de España. Esto último, junto a los desequilibrios acumulados, agudizó una recesión que llegó más tarde pero con más fuerza y en forma de W. La segunda parte de esta W fue larga, tres años de recesión, desde 2011 hasta 2013, dejando a España prácticamente en la casilla de salida, la brecha de renta per cápita con la Eurozona se amplió en casi diez puntos.
A pesar de los años de crecimiento la brecha apenas se ha corregido
A finales de 2013 comenzó la recuperación en España que hoy continúa. Sin embargo, tal y como destaca en Banco de España en su informe "la ampliación de la brecha en términos de renta per cápita frente al conjunto del área del euro durante la crisis apenas se ha corregido en la recuperación".
Sin incrementos reales de productividad por hora trabajada resulta complejo reducir la brecha sin generar desequilibrios. "Aumentar de manera persistente el bienestar generar de los ciudadanos requiere elevar el ritmo de crecimiento de la productividad... En la etapa transcurrida de la recuperación, el aumento de la renta per capita ha sido el resultado del incremento de la cifra de ocupados, mientras que la contribución de los avances de la productividad aparente del trabajo ha sido muy reducida", señala el BdE.
Una vez más se vuelve a evidenciar que la productividad en España sólo crece de forma pasiva (en episodios de destrucción de empleo), pero cuando se genera trabajo la productividad real por empleo y por hora trabajada comienza a flojear, lo que puede erosionar la competitividad de los bienes y servicios producidos en España generando desequilibrios exteriores como los del pasado.
El BdE cree que esto "obedece a una multiplicidad de factores institucionales, regulatorios y estructurales que las políticas públicas deben aspirar a corregir. Estos incluyen deficiencias en el sistema educativo, un escaso grado de generación y difusión de los avances tecnológicos, la existencia de elementos regulatorios que frenan la competencia o la calidad mejorable de la gestión empresarial".
La importancia de la productividad
Desde la Fundación BBVA señalaban en un documento que analiza la productividad en España desde 1995 que resulta clave fijarse en la productividad total de los factores (PTF). Este indicador refleja la eficiencia con la que se utilizan de forma conjunta el empleo y el stock de capital (maquinaria, equipos, infraestructuras, etc.) en el proceso productivo, yendo un poco más allá que el simple concepto de productividad.
Estos expertos explican que España apenas ha reducido la brecha de renta per cápita con la Eurozona no sólo desde la entrada del euro, sino incluso desde antes. "La economía española presenta un problema estructural de productividad, ya que la PTF de 2017 (último dato disponible) es un 10,5% inferior a la de 1995. Esta pérdida de productividad contrasta con una ganancia del 4,5% en la UE-28 y del 1,4% en la Eurozona, y mucho más con respecto a países como Alemania (8,5%) o EEUU (9,2%)".
Los economistas de la Fundación BBVA aportan también datos de productividad por hora trabajada, una forma más fiable que la productividad por empleado. "La visión que se desprende en términos de productividad del trabajo también arroja bajos resultados en la evolución de España en el contexto internacional. Así, mientras que de 1995 a 2018 la productividad por hora trabajada ha aumentado en España un 17,5%, en la Eurozona el crecimiento ha sido del 30,7%, siendo aún mayor en la UE (37,1%) y EEUU (46,5%)".
Al igual que el Banco de España, estos economistas citan la menor inversión relativa en investigación y desarrollo como uno de los motivos que impiden el crecimiento de la productividad en España. También resulta importante la eficiencia de la inversión en educación que a la postre determina la calidad del capital humano, que es el factor principal del proceso productivo. Por último, el fuerte peso del empleo temporal sobre el empleo total en el España también puede ser uno de los obstáculos, ya que el gasto en formación que dedican las empresas a los empleos temporales suele ser inferior que el dedicado a los trabajadores indefinidos, lo que repercute en el crecimiento de la productividad.
Esta la principal causa de la falta de convergencia para estos expertos, que declaran literalmente que los bajos resultados conseguidos por la economía española en términos de productividad afectan a su capacidad para converger a los niveles de renta por habitante de los países más desarrollados.