Cadenas de tiendas como Kohl's o J.C. Penney ya vienen arrastrando problemas estructurales propios de la industria minorista de "ladrillo y mortero", como se conoce al sector convencional. Sus resultados correspondientes al primer trimestre del año han reflejado caídas en las ventas comparables del 3,4% y el 5,5% respectivamente a medida que continúan un proceso de cambio y ajuste ya motivado por el impacto del comercio electrónico.
Sin embargo, lo que muchos apodan ya como el apocalipsis minorista, que ha obligado a eliminar más de 12.000 tiendas entre 2017 y 2018, podría acelerarse aún más en los próximos meses. En un informe, el analista de UBS, Jay Sole, advierte que el incremento de los aranceles hasta el 25% sobre un catálogo de productos por valor de 200.000 millones de dólares más la amenaza de gravar otros bienes chinos hasta ahora no tasados, con un valor aproximado de 300.000 millones de dólares, impactará de lleno en el sector minorista estadounidense.
"El mercado no se ha dado cuenta como las minoristas de ladrillo y mortero ya están sufriendo y aranceles del 25% no harán más que extender la necesidad de cerrar establecimientos", avisó.
Según sus cálculos, el nuevo pulso entre Washington y Pekín pone en riesgo el posible cierre de 12.000 tiendas y hasta 40.000 millones de dólares en ventas. "La situación no hará más que acelerar la presión sobre los márgenes de beneficio hasta el punto de que cierres masivos de tiendas podrían acabar materializándose.
UBS ya anticipaba antes de la renovada escalada arancelaria el cierre de hasta 20.710 tiendas en EEUU hasta 2026. "Los gravámenes pueden provocar que la mitad de este ajuste se produzca solo en un año y no en cuatro".
Matthew Shay, presidente de la Federación Nacional de Minoristas (NRF, por sus siglas en inglés) señalo en un comunicado que esta organización apoya el objetivo de la administración estadounidense de lograr un acuerdo comercial con el gigante asiático, pero apunto que "la última escalada de aranceles es una apuesta demasiado arriesgada para la economía de EEUU".
De acuerdo a Shay, la imposición de aranceles a todo lo que importan las empresas estadounidenses de China, bienes que respaldan la fabricación y manufacturas estadounidenses y que proporcionan a los consumidores productos asequibles pondrá en peligro empleos y aumentará los costes para los consumidores.
Precisamente, las principales marcas y minoristas de zapatillas de deporte, como Nike, Under Armour y Foot Locker ya han instado al presidente Donald Trump a que elimine inmediatamente el calzado de las tarifas adicionales propuestas del 25% en productos importados de China.
"Cualquier acción tomada para aumentar los aranceles sobre el calzado chino tendrá un efecto inmediato y duradero en los individuos y las familias estadounidenses", dijo una coalición de más de 170 firmas de calzado una misiva dirigida al inquilino de la Casa Blanca. "También amenazará la viabilidad económica de muchas compañías dentro de nuestra industria", añadió la carta.
Desde Capital Economics calculan que la última escalada en las tensiones comerciales podría convertirse en un lastre mayor para la economía estadounidense que las rondas anteriores de aranceles. Un arancel del 25% sobre todas las importaciones de China equivaldría a un impuesto del 0,6% del PIB, solo una parte del cual se compensaría con un aumento de las ayudas y subsidios agrícolas. Si a ello sumamos el impacto que sufrirán las exportaciones estadounidenses por las represalias chinas, el daño general a la economía de EEUU podría alcanzar el 0,7% del PIB.