
Para muchos, el acuerdo firmado por las grandes potencias con Irán para detener su programa nuclear es considerado como el mayor logro de la diplomacia de la UE. Ahora los europeos están enfrascados en una segunda batalla, aún más complicada, para intentar salvar su legado. Se enfrentan por un lado a las amenazas de sanciones del impetuoso presidente de EEUU, Donald Trump, si los europeos y sus empresas mantienen las relaciones económicas con Teherán. Y por el otro encaran el ultimátum del presidente iraní, Hassan Rouhani, quien este miércoles dio dos meses a las potencias firmantes del acuerdo (la UE, Francia, Alemania y el Reino Unido, además de Rusia y China) para que mantengan las relaciones económicas y comerciales con su país como estipula el pacto nuclear, o si no se saltará partes del mismo.
La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, y los tres países europeos rechazaron ayer la maniobra puesta en marcha por Rouhani para mantener a bordo a los europeos.
"Rechazamos cualquier ultimátum y analizaremos el cumplimiento de Irán en base a su comportamiento en relación a sus compromisos nucleares", indicaron en una declaración conjunta.
Las capitales europeas no necesitan presión adicional para intentar salvar el pacto firmado en 2015, por el que Irán se comprometía a detener su programa nuclear a cambio del levantamiento de sanciones económicas. Por eso, llevan meses diseñando un vehículo financiero que permita a las empresas europeas continuar operando con Teherán, protegidas de las represalias estadounidenses. Sin embargo, los largos tentáculos de Washington para castigar a grandes firmas, en parte gracias al control del dólar, ha espantado a una mayoría. Irán no coloca su petróleo. Incluso el Banco Europeo de Inversiones, considerado en un principio como parte de la solución europea, se desentendió por miedo a ser castigado en los mercados al financiarse.
El temor de los europeos a Trump y la falta de soluciones reales que compensen la salida de EEUU del acuerdo llevó a Rouhani a elevar la presión a través de su ultimátum de dos meses. "En lugar de exigir que Irán cumpla unilateralmente con un acuerdo multilateral, la UE debería cumplir con sus obligaciones, incluyendo normalización de los vínculos económicos," escribió en su cuenta de Twitter.
Tanto desde el lado europeo como el iraní intentan mantener un hilo de esperanza. El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que esperaba que Irán continuase en el acuerdo. "Haremos todo lo que podamos para asegurarnos que permanece", comentó desde la cumbre de Sibiu (Rumanía).
A pesar del golpe en la mesa escenificado por los iraníes, fuentes europeas apuntan al plazo de tiempo que ha dado y la intención de no dinamitar totalmente el acuerdo, como pistas para creer que la diplomacia todavía puede tener opción.