
Mario Draghi ha defendido por enésima vez la meta de inflación del Banco Central Europeo. Esta vez ante unos estudiantes en la ciudad alemana de Frankfurt. El banquero italiano lleva meses asegurando que la inflación subyacente (no pondera energía ni alimentos) presentará una subida "vigorosa" en un momento del futuro. Este tipo de inflación, más estable y fidedigna para analizar el estado real de la economía, lleva años creciendo a un ritmo interanual cercano al 1%, lejos del objetivo del BCE que está cerca pero ligeramente por debajo del 2%. Desde finales de 2008, este tipo de inflación no toca ese 'mágico' 2% que los bancos centrales de los países desarrollados consideran el nivel de precios idóneo para el funcionamiento de la economía.
A pesar de este 'fracaso', Draghi se niega a cambiar el objetivo de inflación como han sugerido algunos expertos. El presidente del BCE tiene la esperanza de que una decreciente tasa de paro y una creciente ocupación impulsen al alza los salarios y con ello el consumo interno y los precios.
La gente dice que "ha pasado mucho tiempo desde que no hemos llegado cerca del 2%, ¿por qué no bajan el objetivo de inflación algo y aceptan la derrota?", explicaba el presidente del BCE a unos estudiantes en Frankfurt. "Y es exactamente por eso que no lo vamos a hacer, porque no aceptamos la derrota".
Draghi confía en una tasa de paro que ha caído al 7,7%, mínimos desde 2008. Rosie Colthorpe, economista de Oxford Economics, explica que en los últimos meses se ha visto algo muy positivo: "A pesar de la debilidad de la demanda externa y otros indicadores 'macro', la tasa de paro ha continuado con su impresionante tendencia a la baja".
"Creemos que todavía hay espacio hasta que la tasa de paro caiga por debajo de su nivel estructural, pero el mercado laboral es cada vez más estrecho (menos personas dispuestas a trabajar sin empleo) y esto está empezando a impulsar los salarios. Si los sueldos siguen subiendo, la inflación subyacente debería subir gradualmente", sentencia Colthorpe en una nota en la que analiza el mercado laboral de la Eurozona.
A medida que Draghi se acerca al final de su mandato de ocho años y que los contendientes para reemplazarlo forman fila, se ha desatado un debate sobre si la estrategia del banco central para lograr la estabilidad de precios es la adecuada. Los encargados de formular estas políticas pretenden mantener el crecimiento de los precios justo por debajo del 2% en el medio plazo, pero han estado muy por debajo de este nivel durante años a pesar de los billones de euros de estímulo.
Diferencias entre países
Draghi ha dejado entrever que el extraordinario estímulo del BCE ha ayudado a cerar más de 10 millones de empleos y está elevando los salarios, lo que eventualmente se incorporará a los precios. Aunque los salarios se elevarán a nivel agregado, la experta de Oxford Economics alerta sobre las disparidades dentro de la región. Según el modelo utilizado por esta firma, el desempleo en España aún está 3 puntos porcentuales por encima de su nivel estructural, mientras que en Austria está un punto por debajo.
Esto quiere decir que en algunos países la inflación subyacente puede aumentar más rápido que en otros, pero el Banco Central Europeo tiene en cuenta el nivel de precios agregado de todos los países euro.
Además de estas divergencias y la desaceleración global, existe otro riesgo que puede echar por tierra la hipótesis de Draghi. Una parte de la población inactiva podría volver a entrar al mercado laboral cambian sus perspectivas sobre la posibilidad de encontrar empleo: "Un incremento de personas dispuestas a trabajar supondría una presión a la baja sobre los salarios. Algo similar podría ocurrir si las empresas tiran de horas extras o dan más horas a trabajadores a tiempo parcial". Esto último, aunque positivo, limitaría el crecimiento de la inflación y la demanda, ya que la propensión marginal a consumir suele ser superior en los parados que en los 'subempleados'.
Por ahora, la inflación suyacente ha registrado un incremento de cuatro décimas porcentuales en abril, aunque una gran parte de este aumento se debe a la subida de precios de los paquetes vacacionales durante la Semana Santa. No obstante, lo que sí es cierto es que los salarios están comenzando a repuntar en países como Alemania (supone más del 20% del PIB de la Eurozona) y en otros pequeños países donde hay pleno empleo. Habrá que ver si esta dinámica lleva a la inflación subyacente a alcanzar el 1,4% de media este año y el 1,6% en 2020 que publicó el BCE en sus últimas proyecciones.