Economía

Cataluña, en riesgo de perder su papel como motor de España

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Si el crecimiento del PIB de las autonomías sigue avanzando al ritmo de 2018, con Cataluña creciendo por debajo de la media, Madrid podría pasar a ser la primera economía de España durante este año. De momento, Cataluña sigue siendo el motor económico de España, pero su tradicional liderazgo está en riesgo.

Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) dentro de la estadística de contabilidad regional correspondiente a la totalidad del ejercicio 2018, el peso del Producto Interior Bruto (PIB) catalán sigue siendo el más elevado de todo el Estado con un 19,14%.

Según el INE, el PIB catalán es de 231.277 millones de euros, una cifra que supera en apenas 1.200 millones la registrada por la Comunidad de Madrid, cuyo peso en el total estatal es del 19,03%.

No obstante, según los mismos datos, el crecimiento anual de Catalunya durante el 2018 fue menor al de la media estatal y se quedó muy por debajo del registrado por la Comunidad de Madrid, continuando con la tendencia reflejada en los datos revelados por el INE en los resultados correspondientes al tercer trimestre del año pasado.

Concretamente, el crecimiento de Catalunya en 2018 se situó en un 2,3%, frente al 3,7% de subida que registró Madrid. La media estatal se situó en el 2,6%. Si los patrones de crecimiento mantienen las tendencias registradas durante el año pasado, lo más normal sería que la Comunidad de Madrid terminara por convertirse en la región con más peso dentro del PIB nacional, relegando a Catalunya al segundo lugar.

Volatilidad cíclica

Cataluña ha sido tradicionalmente una comunidad que crece más que la media en momentos de expansión y menos en momentos de crisis o desaceleración económica, como los que se viven ahora. En ese sentido, el procés no está haciendo un favor a la región, que demanda de políticas orientadas a mejorar su competitividad y favorecer los negocios y las inversiones.

Desde la Cámara de Comercio de Barcelona apuntan que este crecimiento por debajo de la media es fruto de su "volatilidad cíclica". Según La economía catalana en el siglo XXI. Balance (2000-2017) y perspectivas (2030), "Cataluña crece con más fuerza que Europa durante las fases expansivas y cae también con más intensidad en las recesivas".

La Cámara de Comercio alerta de que el crecimiento registrado durante el período 2014-2017, tras la crisis económica mundial, se ha sustetado "en un entorno de tipos de interés reales en mínimos históricos, junto con un crecimiento de los salarios reales por debajo del crecimiento de la productividad, al tiempo que la reducción de la deuda privada con relación al PIB tiene como contrapartida el aumento de la deuda pública"; y que estos factores, ahora favorables, pueden convertirse en riesgos potenciales y transformarse en "amenazas reales" para la continuidad del crecimiento.

La renta disponible está estancada y la elevada fiscalidad desincentiva captar nuevos negocios

Por todo ello, el modelo económico catalán es marcadamente extensivo, es decir, que crea, destruye y vuelve a crear empleo a porcentajes muy altos en comparación con otras regiones españolas o países. La Conselleria de Economía de la Generalitat de Cataluña quiere impulsar un crecimiento más equilibrado en la comunidad para que su modelo económico pase a ser intensivo, es decir, que se impulse mediante la inversión en capital humano y tecnológico; y es que las buenas cifras de crecimiento registradas en Cataluña sobre todo durante los períodos de crecimiento no se reflejan en un incremento de la calidad del empleo de los catalanes.

Pese a que, según el estudio presentado por la Cámara de Comercio de Barcelona, el crecimiento del PIB catalán ha crecido por encima de la media europea, el PIB per cápita de la comunidad, que según los datos del INE se sitúa ahora en 30.769 euros, ocupando el cuarto puesto español por debajo de Madrid, País Vasco y Navarra, ha crecido por debajo de la media europea y la renta familiar bruta disponible por habitante se encuentra "estancada en niveles del año 2000". Estos indicadores no hacen más que evidenciar el modelo extensivo de Cataluña.

Precariedad

La Cámara de Comercio de Barcelona expone que, siendo cierto que las empresas catalanas se han recuperado con fuerza de la crisis, ganando dimensión empresarial y con aumento del peso de los sectores con un mayor Valor Añadido Bruto (VAB) por ocupado en la estructura productiva, "el mercado de trabajo mantiene niveles de paro y temporalidad excesivamente elevados en comparación con Europa, hecho que pone de manifiesto la persistencia de importantes disfunciones en este mercado". Según el estudio, "la recuperación de la competitividad producida durante la recesión económica debe mucho a la moderación salarial".

Mientras, las familias catalanas deben soportar una presión fiscal más elevada que la del resto de habitantes de España, una presión que no deja de crecer, mientras el retorno que recibe la comunidad es inferior a la media española. Cataluña es una de las comunidades donde más impuestos pagan los contribuyentes con rentas medias y bajas. Impuestos como el de Patrimonio, el de Sucesiones o el de Hidrocarburos, entre otros, son también de los más altos del Estado. Y este panorama se replica también en el ámbito empresarial, ahuyentando a posibles inversores y empresas.

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