El jefe de gabinete de Donald Trump, Mick Mulvaney, ha sugerido este martes que la relación comercial entre EEUU y China se resolverá en dos semanas, ya sea con el pacto comercial en ciernes o con la ruptura de la tregua.
En una conferencia, Mulvaney ha reiterado que EEUU no aceptará ningún acuerdo que no sea claramente beneficioso para su país. En este sentido, este hombre de confianza de Trump mantiene la teoría que siempre se ha manejado desde la Casa Blanca: en una guerra comercial, China tiene mucho más que perder.
Desde el Despacho Oval se ha criticado reiteradas veces la crítica al país asiático, acusándole de robo de propiedad intelectual, especialmente en el ámbito tecnológico, y de exportar a EEUU mercancías a muy bajo precio, perjudicando a la industria local, mientras que China importa en mucha menor cuantía del país americano.
Trump impuso sucesivos aranceles a las importaciones chinas a lo largo de 2018, a lo que el país liderado por Xi Jinping respondió con cuantías similares. Aunque los grandes organismos internacionales han criticado estas políticas proteccionistas y los sectores que se verían supuestamente protegidos parece que no terminan de despegar, la Casa Blanca no parece dispuesta a arredrarse en su pulso comercial.
