Economía

El PIB de EEUU supera las previsiones y crece un 3,2% gracias al consumo

  • El fuerte crecimiento del empleo está tirando del consumo de los hogares
  • La mejora de las exportaciones y el gasto público también han contribuido
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La economía de Estados Unidos creció un 3,2% en el primer trimestre de 2019, según los datos publicados por el Buró de Análisis Económico (BEA, por sus siglas en inglés) del Departamento de Comercio del país. Esta cifra queda por encima de lo esperado por el consenso, que buscaba una expansión del 2,3%, y es la más alta desde el segundo trimestre de 2018. De hecho, esta es la mayor expansión registrada en los tres primeros meses del año de los últimos cuatro años.

El aumento en el PIB estadounidense entre los meses de enero y marzo refleja las contribuciones positivas de los gastos de consumo personal (PCE), la inversión en inventarios privados, las exportaciones, el gasto estatal y local del gobierno y la inversión fija no residencial. De esta forma, las exportaciones se recuperaron significativamente, aumentando un 3,7%. No obstante, el gasto del consumidor, que representa dos tercios de la economía estadounidense, se moderó a una tasa del 1,2% en el primer trimestre. Esto supone un retroceso con respecto al cuarto trimestre, cuando el consumo aumentó a un ritmo del 2,5%.

El dato ha llegado también acompañado del índice de precios del PCE, el termómetro favorito de la Reserva Federal para medir la inflación, que aumentó un 0,6%, en comparación con un aumento del 1,5%. Excluyendo los precios de los alimentos y la energía, el índice de precios del PCE aumentó un 1,3%, en comparación con un incremento de 1,8% anterior. Algo que apoya la idea de que no existen presiones inflacionarias, lo que deja vía libre a la Fed para mantener su paciencia a la hora de reiniciar una posible subida de tipos en el futuro.

El dato de crecimiento del PIB de EEUU llega precedido por una expansión en el último trimestre de 2018 del 2,2% y después de un arranque de 2019 marcado por distintos contratiempos. Entre ellos el provocado por el cierre del gobierno más largo de la historia, con una duración de 35 días y que llegó a su fin el pasado 25 de enero. La Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) cifró el coste del mismo en 11.000 millones de dólares, considerando una cuarta parte de dicha cantidad básicamente irrecuperable.

No obstante, el giro de la Reserva Federal, que subió los tipos por última vez en diciembre pero no proyecta volver a hacerlo a lo largo de 2019 ha ofrecido cierto estímulo a las condiciones financieras en un momento en que las presiones inflacionarias no suponen un problema para Jerome Powell y el resto de funcionarios del banco central del país.

Al mismo tiempo, EEUU cerró el mes de marzo sumando 196.000 empleos. Una cifra que devolvió cierto optimismo pero que situó la media del primer trimestre de 2019 en los 180.000 puestos de trabajo al mes, su cota más baja de los últimos 15 meses.

"El fuerte crecimiento del empleo, pero una inflación salarial moderada encapsula a la perfección el estado de la economía estadounidense", recalca Andrew Hollenhorst, economista de Citi, quien señala que, a pesar de la caída en la actividad a principios de año, el ritmo subyacente del crecimiento sigue siendo sólido y disipa las preocupaciones de una recesión a corto plazo.

Por su parte, desde Deutsche Bank, su economista jefe global, Torsten Slok, determina que mientras el gasto del consumidor y el gasto de capital a este lado del Atlántico son sólidos, el crecimiento acabará por desacelerarse del 3% al 2% este año. "En estos momentos es difícil encontrar cualquier riesgo en el horizonte que sea lo suficientemente importante como para arrastrar a la economía estadounidense a una recesión", constata Slok.

De hecho, desde su punto de vista, EEUU se convertirá en lo que denomina como una economía "2-2-2", con un crecimiento del 2%, una inflación del 2% y los tipos cercanos al 2% al menos en lo que queda de año. "Este escenario de crecimiento estable, baja inflación y tipos bajos es alcista para activos de riesgo, especialmente la renta variable", incide.

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