
A pocos días de la celebración de las elecciones generales del 28-A, una de las preocupaciones que se cierne sobre los partidos políticos y las instituciones gubernamentales es el fenómeno de las fake news y el efecto que puede provocar en el desarrollo de los procesos de votación la injerencia en el discurso público de estos ítems inexactos, impostados o manipulados. Sin embargo, aunque la atención de las autoridades para acabar con estos flujos de desinformación es cada vez mayor, aún queda mucho camino por recorrer tanto en control informático y tecnológico del proceso como de concienciación de la sociedad civil.
Un ejemplo claro es lo ocurrido en procesos como el Brexit o la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Unas prácticas, que han encontrado su reflejo en las estrategias de propaganda internacional del proceso independentista de Cataluña, tal y como señaló la secretaria de Estado de la España Global, Irene Lozano, durante su intervención en la clausura de la jornada sobre Desinformación, periodismo y democracia en la Universidad Carlos III de Madrid.
En este sentido, la secretaria de Estado explicó que en el caso de España, "el independentismo catalán más radical es el que mayores esfuerzos esta realizando contra la reputación democrática de España en el exterior". Por ello, Lozano aclaró que en la defensa de estos valores democráticos se ha centrado la labor de su organismo dependiente del Ministerio de Asutos Exteriores en los últimos nueve meses.
"Es evidente que las fake news han poblado el discurso de los dirigentes independentistas desde el año 2012", señala Lozano. Y sobre este aspecto, el Gobierno de España se muestra preocupado ya que en otras ocasiones estos fenómenos han causado un impacto de proporciones irreversibles, como en el caso del referéndum de salida de Reino Unido de la UE.
"En el caso del Brexit es bien conocido que durante la campaña se contó que 350 millones de libras semanales que se enviaban a Bruselas se iban a dedicar al Sistema Nacional de Salud, mientras que al día siguiente de la votación el propio Nigel Farage se encargó de decir que era mentira", recalcó la secretaria de Estado.
Además, Lozano asegura que en estos casos se han terminado por generar dos realidades por lo que "se ha roto el consenso básico". "Tan básico que no nos dábamos cuenta de que existía: el consenso sobre lo real", explica la secretaria de Estado en referencia a la división social que genera la recepción de dos realidades informativas distintas y cómo ello supone un quebranto de los mínimos de convivencia social.
Sobre este aspecto, el también interviniente en la jornada, James Ball, periodista y escritor, además de premio Pulitzer en 2014, extiende el fenómeno de la desinformación y la diseminación de noticias falsas al proceso de elecciones que terminó con Donald Trump como presidente de Estados Unidos, y que en este caso se encuentra judicializado por las posibles injerencias del Gobierno ruso en la campaña previa a la votación.
Un tarea pendiente del Gobierno
En este sentido, uno de los factores clave para combatir la proliferación del fenómeno de las fake news es la labor realizada desde las instituciones. De este modo, algunas de las medidas y actuaciones que se reclaman desde la Secretaría de Estado de la España Global es "insistir en los valores democráticos que sustentan nuestras sociedades" y "responder a cualquier intento de manipulación o desinformación, encaminada a distorsionar las campañas electorales o el debate público".
Además, se aboga desde el Ejecutivo por la cooperación con otros países y la inversión en la educación digital. Del mismo modo se entiende fundamental la protección de los periodistas y de la liertad de prensa, además de buscar involucrar a los ciudadanos para generar en ellos una conciencia crítica.
"Preocupación" en Bruselas
En la misma jornada, la representante de la Comisión Europea, Sandra Cavallo, explicó la estrategia que se está siguiendo desde Bruselas para combatir la desinformación y su posible influencia en los procesos electorales. "Puede ser un riesgo", reconoce la responsable comunitaria.
Sin embargo, los mandatarios europeos no permanecen de manos cruzadas y han enarbolado una restrategia para hacer frente a unas noticias falsas que Cavallo reconoce que la mayoría de las interceptadas proceden de Rusia. Para ello, se trabaja desde Bruselas desde cuatro vectores: la colaboración con la sociedad civil para crear una conciencia crítica, la colabroación entre plataformas, el análisis de la información interceptada y la colaboración con los gobiernos estatales.
Sin embargo, desde la Comisión European parecen conscientes de la contrapartida que tiene esta gestión de la información falsa y recuerdan que esto nunca puede "acabar con la libertad de expresión", y por ello "no se va a elaborar una lista negra de medios de comunicación", recalca Cavallo.