Economía

Brecha de género en las pensiones: la mujer debe ahorrar 1.500 euros al año para jubilarse como un hombre

  • El 36% del sueldo bruto se lo lleva la Seguridad Social
Foto: Dreamstime

La brecha salarial genera a su vez un desequilibrio en la pensión que cobran los hombres y las mujeres. En términos anuales, una mujer recibe 5.799,08 euros menos que un hombre de media a lo largo de su esperanza de vida desde la jubilación (22 años). Para salvar esta brecha, si persisten los problemas de discontinuidad de las carreras de cotización o la parcialidad en los contratos, una mujer tendría que ahorrar entre 473 euros y 1.564 euros anuales en función de su perfil de riesgo a lo largo de su vida laboral.

La diferencia salarial viene de muchos años atrás, cuando la participación laboral de la mujer apenas superaba el 20%. El primer factor condicionante es el porcentaje de mujeres dentro del mercado laboral en proporción a la población en edad de trabajar -activos entre los 16 y los 64 años- y, al mismo tiempo, cuánto porcentaje está en este momento ocupado.

Desde la creación de la Eurozona en 1997 hasta el cuarto trimestre de 2017 -último dato homogéneo de Eurostat-, el porcentaje de mujeres activas ha subido 21 puntos, hasta el 68,8% de la población en edad de trabajar. Así, se sitúa un punto porcentual por encima de la media del euro y reduce en 20 años la diferencia con los hombres en 18,5 puntos -la tasa masculina es del 78,9%-.

En el caso de las mujeres ocupadas, la ganancia de la tasa de actividad en este período ha sido de 21,8 puntos hasta el 55,9% y ha reducido la brecha en 19 puntos. Por tanto, las diferencias entre hombres y mujeres han ido reduciéndose de una forma notable. Otro factor que explica la brecha salarial es el momento en que la mujer se incorpora al mercado de trabajo y la composición por edad de la fuerza laboral.

En las generaciones más jóvenes, la diferencia de salarios es menor que en las más maduras: 14% entre profesionales de entre 25 y 44 años -al nivel de países como Finlandia o Dinamarca- frente al 27% para mayores de 55 años. Y, por último, es relevante un tercer factor, que es el número total efectivo de horas trabajadas por mujeres y hombres, ya que esto nos habla sobre el tipo de jornada y contrato que tiene cada uno, además de los saltos que se producen en algunas etapas de la vida laboral -por ejemplo, períodos de maternidad-. Desde el comienzo de la crisis en 2008, la diferencia de horas anuales que trabajan de menos las mujeres con respecto a los hombres se ha reducido a la mitad (396.137 horas actuales frente a 637.120 horas en 2008).

A pesar de que las diferencias laborales entre hombres y mujeres se están reduciendo considerablemente, éstas tienen importantes efectos en las economías domésticas. Por ello, para evitar problemas tanto presentes (que repercuten en la planificación familiar, la productividad o el nivel de formación) como futuros -estar condenados a que las mujeres tengan sistemáticamente una pensión menor que la de los hombres-, hay un factor que ayuda a nivelar esta diferencia salarial como es el ahorro.

En materia de planificación de la jubilación, la brecha de la pensión genera un déficit de ahorro actual para las mujeres de 77.994,15 euros para afrontar la vejez -una diferencia de pensión de 5.799,08 euros anuales a valor actual, descontados a una tasa razonable del 5%-. Esta desventaja obliga a la mujer a ahorrar antes, en mayor proporción de su renta disponible, y más rápido que un hombre con la misma categoría profesional.

Las trabajadoras pueden salvar la brecha de género del mercado laboral con una mejor previsión de largo plazo

De esta forma, las trabajadoras pueden salvar la brecha de género existente en el mercado laboral con una mejor previsión de largo plazo, modificando sus pautas de consumo para adaptarse a los períodos en los que no está trabajando y, por tanto, donde sufre una pérdida de renta disponible. Y sí que hay resquicios para incrementar el ahorro, sólo se trata de planificar mejor los gastos y ser más eficientes.

Si bien es clara la necesidad de ahorrar, al mismo tiempo surge la pregunta: "Pero... ¿y de dónde se puede obtener el ahorro necesario para amortiguar las consecuencias negativas de la brecha salarial?". La situación actual de los salarios dificulta el ahorro, pero no lo hace imposible. La mayor dificultad radica en que el 36% del sueldo bruto se lo lleva la Seguridad Social, siendo una carga más gravosa cuanto más bajo es el salario. Por tanto, hay que aprovechar todos los ahorros en impuestos, sobre todo del IRPF, en materias como saltos de tramo o mínimos personales y familiares.

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