Economía

El pacto de China y EEUU, un escudo para capear la desaceleración mundial

  • El mercado prevé un desenlace favorable de las negociaciones
  • El acuerdo comercial potenciará un recorrido de más del 7% en Wall Street
Donald Trump y Xi Jingping. Foto: Reuters.
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La tregua comercial entre Estados Unidos y China, iniciada el pasado diciembre, se ha convertido en el factor que ha conseguido estabilizar momentáneamente el pesimismo con el que muchas mesas de inversión despidieron el año pasado. No en vano, la consecución del acuerdo se torna como el factor clave para contener la tónica de desaceleración de la economía global, dado el peso que en las transacciones mundiales tienen las dos principales potencias mundiales y, según los expertos consultados por elEconomista, brindaría un recorrido del más del 7% a la bolsa americana.

El revés arancelario con epicentro en Washington ha llegado a gravar de alguna u otra forma cerca del 12% de las importaciones totales estadounidenses. No solo las procedentes del gigante asiático, también las de otros socios comerciales que, como ocurre con Pekín, negocian actualmente con la Casa Blanca. Sin embargo, los trastornos ya generados en las cadenas de valor han fomentado el debilitamiento de la actividad china que, a su vez, ha exacerbado los problemas en otras economías, como la europea o la nipona. Todo ello cuando muchas multinacionales han frenado sus planes de inversión y rebajado sus proyecciones, de ahí que, durante los dos primeros meses de 2019, los analistas hayan rebajado las previsiones de beneficio por acción para el S&P 500 para el primer trimestre en un 6,5%, su mayor recorte desde el primer trimestre de 2016.

"Muchas compañías como General Motors, FedEx o Honeywell han tenido dificultades a la hora de proporcionar una orientación de beneficio concreta para 2019 debido a la incertidumbre por las negociaciones comerciales entre EEUU y China", apunta Ben Snider, estratega de Goldman Sachs, quien mantiene un objetivo de 3.000 puntos para el S&P 500 este año, pero no descarta que alcance los 3.300 puntos si se lograse un acuerdo comercial concreto y la actividad económica en EEUU se reacelerase.

Por eso, las expectativas de que el presidente de EEUU, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, acaricien ya un acuerdo comercial se ha convertido en un catalizador clave para determinar el rumbo a seguir en los próximos meses. "Durante los últimos dos meses más o menos hemos observado un descenso significativo en nuestro indicador que mide la preocupación del mercado por las tensiones comerciales entre EEUU y China. Eso indica que el mercado está descontando un final feliz", reconoce a elEconomista, Isabelle Mateos y Lago, directora general y estratega jefe de multiactivos en BlackRock Investment Institute (BII).

Efectos colaterales

Dejando de lado asuntos estructurales, como los subsidios estatales chinos o la transferencia forzada de tecnología, el compromiso chino de aumentar sus importaciones procedentes de EEUU en 1,2 billones de dólares en los próximos años no cerrará la brecha comercial de bienes entre ambos países, que el año pasado tocó un nuevo máximo de 419.162 millones de dólares, según los datos revelados esta semana por el Censo estadounidense. De hecho, Dana Peterson, economista de Citi, indica en un análisis que EEUU tiene la capacidad de aumentar sus exportaciones a China en cerca de 60.000 millones de dólares en productos adicionales, como soja o carne. Esta cifra se quedaría corta con respecto al incremento mínimo anual de 100.000 millones de dólares, que busca la Administración Trump.

Además, Peterson recalca que, en estos momentos, EEUU tiene un potencial limitado o nulo para exportar energía, aeronaves, vehículos motorizados o componentes de alta tecnología a China si no reorienta los envíos de productos de otras economías, invierte en nuevas instalaciones de producción y realiza cambios en las regulaciones actuales sobre los controles de exportación de seguridad nacional. Tampoco se debe pasar por alto que la decisión de China de importar más productos estadounidenses puede tensionar la relación de Washington y otros de sus socios comerciales. "Es probable que el aumento de exportaciones estadounidenses de soja y vehículos a China desplacen los envíos de soja brasileña y afecten el envío de vehículos japoneses y alemanes", admite Peterson.

De todas formas, en un momento en que la segunda mayor economía despidió 2018 creciendo a su menor ritmo en tres décadas y su actividad manufacturera no solo se contrajo por segundo mes consecutivo en febrero sino que tocó mínimos de los últimos tres años, la posibilidad de que EEUU relaje y acabe deshaciendo parte de los aranceles impuestos sobre un catálogo de productos chinos por valor de 200.000 millones de dólares ha ofrecido cierto respiro a Pekín. Un alivio que también se ha notado en los mercados.

En lo que llevamos de año, el Shanghai Composite acumula una rentabilidad del 24,5%. Solo en febrero, cuando las conversaciones entre Washington y Pekín se aceleraron, las subidas alcanzaron un 13,7%. El CSI 300, que incluye a los principales valores listados, bien en Shanghái o Shenzhen, ha generado retornos del 26,5%. A ello habría que añadir el anuncio de Pekín de recortes en impuestos por casi 2 billones de yuanes (289.280 millones de dólares), tras revisar a la baja la proyección de PIB a entre el 6% y el 6,5% este año. "El mundo puede sobrellevar la desaceleración china siempre que esta suceda a un ritmo moderado y que no haya un gran accidente de crecimiento", incide Mateos y Lago, quien destaca que China "ha sido muy consistente con este tipo de escenario".

Mientras tanto, en EEUU el S&P 500 acumula subidas del 9,8% desde el inicio de 2019, mientras el Dow Jones y el Nasdaq Compuesto suman un 9% y un 12,3%, respectivamente. En un momento en que la reciente paciencia por parte de la Reserva Federal hace pensar al 86,3% de los inversores que no veremos subidas de tipos de interés este año y se hayan reducido las expectativas de una posible recesión a corto plazo en el horizonte, una resolución comercial entre Washington y Pekín también se descuenta ya en las previsiones.

Ahora la media de las distintas proyecciones sitúa al S&P 500 en los 2.950 puntos este año, lo que implica un crecimiento potencial del 7,1% desde los niveles actuales y de algo más del 0,6% desde los máximos históricos del verano. Goldman Sachs y JPMorgan sitúan al indicador en 3.000 puntos, lo que deja un recorrido del 9% desde el cierre del jueves y del 2,3% desde los máximos de 2.931 puntos logrados el 20 de septiembre.

Proyecciones fuera del promedio

Fuera del promedio, existen proyecciones optimistas, como las del estratega de Deutsche Bank, Binky Chadha, con una meta para el S&P 500 en los 3.250 puntos. En el bando contrario, Mike Wilson, de Morgan Stanley o Maneesh Deshpande, de Barclays, sitúan al índice en 2.750 puntos. La estratega jefe de renta variable de Bank of America Merrill Lynch, Savita Subramanian, reconoce que un acuerdo comercial con China "agregaría al menos uno o dos puntos porcentuales de crecimiento a los beneficios empresariales para 2019, que no están descontados aún". También aseguraba que la tendencia negativa de cierre de 2018 podría cambiar de rumbo si se reanudasen las tendencias de crecimiento.

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Comentarios 1

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aver sispabilais
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En Contra

cuanta chorrada, ni hay pacto ni lo va a haber....

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