Economía

El BCE recorta drásticamente el crecimiento para la Eurozona hasta el 1,1% en 2019

  • El recorte de seis décimas del PIB se ha producido en sólo tres meses
  • La inflación será del 1,2% en 2019, lo que supone una rebaja de 4 décimas
  • "Los factores externos continúan amenazando a la economía europea"

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, ha reconocido que las políticas monetarias que se han tomado hoy  tienen como objetivo lograr el objetivo de inflación ante la mayor debilidad económica. El organismo ha rebajado con crudeza la previsión de crecimiento hasta el 1,1% en 2019 y hasta el 1,6% en 2020. La inflación será del 1,2% este año y del 1,5% el que viene.

El BCE ha recortado las previsiones de crecimiento para 2019 de forma drástica ante la ralentización de la economía global y la debilidad de la demanda externa. El PIB aumentará un 1,1% en 2019, seis décimas menos de lo que se había vaticinado en las proyecciones de diciembre. En 2020, el recorte ha sido de una décima hasta el 1,6%.

"Los factores externos que están reduciendo nuestro crecimiento son la ralentización del comercio internacional y la desaceleración de China... pero también tenemos factores internos, algunos son de sectores específicos y de países específicos (Alemania y el automóvil), pero Italia también ha contribuido", ha explicado el banquero italiano.

Aunque algunos factores que están lastrando el crecimiento han empezado a "desvanecerse, la debilidad de los datos económicos dejan entrever una moderación importante que se extenderá durante todo el año en el paso de la expansión económica", ha declarado Draghi.

El recorte de las previsiones ha sido contundente, sobre todo porque sólo han transcurrido tres meses desde que el BCE publicara las anteriores previsiones. La situación económica ha cambiado de forma radical en pocos meses, lo que ha obligado a los grandes bancos centrales del mundo a suavizar su discurso y orientarlo hacia unas políticas más expansivas (paciencia a la hora de subir tipos y mayor liquidez).

Los precios también se frenan

La inflación será menor debido a esta debilidad económica. Los precios subirán un 1,2% en 2019, lo que supone una rebaja de cuatro décimas respecto a las previsiones de diciembre. En 2020 la inflación se elevará hasta el 1,5%, lo que supone un recorte de dos décimas respecto a las anteriores previsiones.

La inflación subyacente se espera que aumente a medio plazo gracias a una política monetaria expansiva y al crecimiento salarial. No obstante, "por ahora está pasando inadvertida". Draghi ha asegurado que las factores internos que estaban dañando la economía están empezando a desvanecerse, pero los riesgos globales permanecen en su lugar. El proteccionismo, la desaceleración global y la incertidumbre política siguen amenazando a la economía de la Eurozona.

Ante este contexto, el BCE ha retrasado la primera subida de tipos para finales de 2019 y ha anunciado nuevas subastas de liquidez a largo plazo (TLTRO-III) para la banca. Estas medidas buscan incentivar la concesión de crédito y estimular el crecimiento económico, lo que a la postre supondría una presión al alza para la inflación.

Sobre volver a poner en marcha un nuevo programa compra neta de activos (QE por sus siglas en inglés), Draghi ha explicado que "la opción está siempre, la pregunta es si veremos las continencias que justifiquen esto, pero no quiero especular en este punto. Quiero recalcar que no hicimos tightening (reducción del balance) cuando paramos el QE. No fue un tightening, al contrario de lo que algunos de ustedes han dicho".

"Los factores externos continúan pesando en la economía de la Eurozona, aunque es cierto que los Gobierno están tomando medidas para aliviar estos problemas en países como EEUU o China", ha asegurado el presidente del Banco Central Europeo.

No obstante, la situación es delicado y el BCE está dando los pasos que cree adecuados: "En una habitación oscura (haciendo alusión a las incertidumbres) se deben dar pasos pequeños, pero hay que darlos", ha comentado Draghi.

Estos pasos incluyen el retraso de la primera subida de tipos hasta finales de 2019, un punto en el que hubo cierto debate: "Algunos miembros presentaron la posibilidad de cambiar el calendario del forward guidance hasta marzo de 2020. Era una opción. Otros miembros discutieron las consecuencias que tendría para los bancos. Al final hemos convergido en un paquete que básicamente ha reflejado las visiones de todo el consejo de gobierno".

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