
El acuerdo para garantizar una salida ordenada del Reino Unido de la UE, que minimice los daños, encara un complicado voto el próximo martes en el Parlamento británico. Por eso, el lado comunitario advirtió ayer de nuevo de las consecuencias que traería un rechazo por parte de los diputados británicos.
El negociador jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier, recordó, sobre todo al ala euroescéptica, que si tumban los términos del divorcio ordenado, "no hay transición, ni la base de confianza necesaria con los británicos en relación con la relación futura". El francés destacó ante los representantes de ciudades y regiones europeas que "ahora es el momento para que todo el mundo cargue con su responsabilidad". Y sentenció diciendo que, con el voto del Parlamento británico del próximo martes, "el futuro de su país estará en juego".
El asunto de la frontera norirlandesa continúa siendo el principal obstáculo para lograr el aprobado de los diputados británicos. Consideran que la solución de emergencia (backstop) cuajada para evitar su imposición dejaría al Reino Unido permanentemente anclado en la unión aduanera europea.
Para intentar calmar estas preocupaciones, Barnier subrayó que el backstop no será permanente. "Haremos todo lo posible para evitar que se utilice", subrayó.
Desde que se cerrara el acuerdo de salida, los 27 han repetido que el Reino Unido no conseguirá un acuerdo de salida mejor si rechazan el ofrecido por la UE. "Éste es el mejor acuerdo, el único", advirtió el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, tras el visto bueno de los líderes el pasado mes.