
Italia planta cara a Bruselas pero prepara una ruta de escape en el caso de que la presión europea (y sobre todo de los mercados) suba demasiado. El Gobierno populista italiano se encomienda así a un arte que los anteriores Ejecutivos -tanto de centroizquierda como de centro derecha- han ido afinando durante años: hacer promesas imposibles y artimañas contables para eludir los límites presupuestarios europeos.
En esta ocasión se reserva el truco de asignar gasto público para paliar los efectos de las inundaciones de las últimas semanas. Así, podría demandar de la UE una flexibilización en concepto de desembolsos para catástrofes naturales, que rebajaría el déficit computable al 2,2%del PIB, frente al 2,4% fijado por Roma.
Pero son varios los pasos y estrategias que el Gobierno de Giuseppe Conte tiene preparados para convencer y contrarrestar la reacción penalizadora de Bruselas.
En primer lugar, Italia intenta desarmar el procedimiento de infracción europeo, prometiendo recaudar más dinero a través de las privatizaciones (de 0,3 a 1 punto de PIB): se trata de 18.000 millones de euros adicionales que servirán -se-gún explicaba el ministro de Economía, el tecnócrata Giovanni Tria, en su carta publicada bien entrada la noche del martes- para reducir la relación entre deuda pública y PIB, que pasará del 126,7% al 126% en 2021. En concreto, el Ejecutivo italiano promete recortar la deuda 0,3 puntos este año, 1,7 puntos en 2019, 1,9 puntos en 2020, y 1,4 puntos en 2021.
Ingresos de privatizaciones
Sin embargo, hay que notar que todos los planes de las privatizaciones de los anteriores Gobiernos (con un objetivo variable de entre el 0,7 y el 0,5% del PIB) han fracasado. El Gobierno de Paolo Gentiloni anunció un objetivo del 0,5% y llegó a duras penas al 0,1%, con una situación del mercado más favorable que la actual. Además, el Tribunal de Cuentas transalpino destacó recientemente que las privatizaciones pueden contribuir a la reducción de la deuda pública, pero "es difícil que su aportación sea determinante en el breve-medio plazo".
Tria, en su carta, promete también que el 2,4% de déficit "es un límite insuperable" y explica que el Gobierno italiano ha introducido normas para intervenir sin demora en caso de que el déficit público aumente por encima de este nivel. El ministro de Economía, indica la citada misiva, "tendrá que comprobar que la aplicación de las leyes no afecte negativamente a los objetivos pactados, y a tomar sin demoras, en caso de desviación, medidas correctivas" .
El Gobierno italiano, para eludir o suavizar las consecuencias del procedimiento de infracción, tiene también otra opciones. La que el Ministerio de Economía lleva estudiando desde hace semanas es aplazar las medidas más costosas, empezando por la renta básica de ciudadanía promovida por el M5E de Luigi di Maio. No se trataría de una decisión oficial, que haría perder la cara a los partidos que apoyan el Gobierno, sino de un aplazamiento por razones técnicas de las medidas durante unos meses con tal de reducir sus costes en 2019.
Existe también otra posibilidad: utilizar una parte de los recursos de los Presupuestos para hacer frente a la emergencia ocasionada por las recientes inundaciones en varias partes de Italia y pedir por esto más flexibilidad. Se trata de momento de 1.000 millones de euros, pero el Gobierno estudia subir la cuenta hasta los 5.000 millones.
Tria pide árnica
"La Ley presupuestaria asigna 1.000 millones de euros en 2019 para asegurar y mantener las infraestructuras, en particular las de la red de carreteras, viaductos, puentes y galerías. Las intervenciones se centrarán en las piezas realizadas en la misma época, o anteriormente, al puente Morandi", el viaducto que se derrumbó el pasado agosto, explica la carta de Tria. "Con respecto a estos gastos excepcionales para contrarrestar los problemas hidrogeológicos y para el mantenimiento de la red de carreteras el Gobierno pide aplicar la flexibilidad por acontecimientos excepcionales", añade el ministro.
El martes por la noche, el vicepresidente Matteo Salvini (Liga Norte) indicó en referencia a las últimas inundaciones: "Estamos calculando los daños y nos acercamos a los 5.000 millones. Está claro que debemos invertir más en el territorio". Si todos estos recursos se beneficiaran de la flexibilidad, el deficit nominal de Italia en 2019 llegaría a estar por debajo del 2,2%.
Un espejismo contable, es cierto, pero que permitiría a Roma suavizar las sanciones europeas, mientras la Liga y el M5E no tendrían que cambiar su actitud "eurófoba" de cara a las próximas elecciones europeas.