
Si algo tienen en común Italia, Hungría y el Reino Unido es que se han convertido en sinónimo de problemas para la UE. Y en que los tres han buscado alivio en China. Así, los tres se volcaron en el gran evento comercial organizado por el presidente chino, Xi Jinping, para demostrar su compromiso con un comercio equilibrado y multilateral. Y el chino les respondió con la alfombra roja en la primera exposición internacional de importación de China, celebrada en Shanghai.
Hungría fue recibida como invitado especial. Italia contó con un foro empresarial propio para reforzar lazos con firmas chinas. Y el Reino Unido también recibió una visibilidad destacada durante los cinco días de la feria.
La importancia que los tres otorgan a su relación con Pekín resulta evidente por el nivel de sus delegaciones. Hasta Shanghai se desplazó el primer ministro de Hungría, Viktor Orban; el viceprimer ministro de Italia, y líder del Movimiento 5 Estrellas, Luigi di Maio, y el zar comercial del Reino Unido, Liam Fox. El resto de Estados miembros envió representantes de segundo nivel, con la excepción de Croacia, República Checa o Lituania.
Budapest, Roma y Londres llevan tiempo mirando hacia el Este. Los lazos de los tres con China se han reforzado progresivamente en los últimos meses. Tal y como recordó Orban, su país fue el primer socio europeo en firmar un memorando para ejecutar en su territorio iniciativas de su corredor marítimo y terrestre (One Belt, One Road-OBOR). Budapest además acogió el pasado año la cumbre 16+1, que reúne a 16 países europeos (no solo de la UE) con China. Además en Hungría se ha instalado un número creciente de empresas chinas del sector financiero, químico, o del automóvil. Orban justificó su calidad de invitado de honor en el foro por traer "la voz" de la región centroeuropea, la cual representa "el sentido común" en Europa.
Cortejo británico
Italia también contó con una amplia pista de aterrizaje en Shanghai con el foro empresarial italochino. El coqueteo de Roma con los chinos ha ido en aumento en los últimos meses. El pasado septiembre, el Ejecutivo italiano anunció que quería ser el primer país del G-7 en sumarse al OBOR, una prioridad estratégica para Pekín.
Por su parte, Londres continuó en Shanghai con su proceso de cortejar a China. Fue el primero en emitir bonos soberanos en yenes, y el primero de Occidente en sumarse al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, lanzado por Pekín. Además, recibió inversión china para costear parte de la ampliación de la central nuclear de Hinkley Point C. Los resultados empiezan a llegar con un crecimiento del 20 por ciento de las exportaciones al gigante chino. Sin embargo, el país quiere exportar más servicios a China, ya que apenas representan un 18 por ciento del total a pesar de su peso en la economía británica.