Barcelona
La empresa catalana ha estado un año conteniendo el aliento, pendiente del coste de la factura de la inestabilidad política generada a raíz del 1-O. Los doce últimos meses han dejado la fuga de 4.500 empresas, un descenso pronunciado de la inversión extranjera y caídas de la actividad en sectores como el turismo y el comercio, entre otros fenómenos.
Con todo, la mayoría de expertos coincide en que los efectos más crudos del proceso soberanista sobre la economía de la Comunidad están empezando a quedar atrás. Sin embargo, parece que la calma durará poco, ya que muchos indicadores señalan que otros factores están empezando a afectar la economía catalana, que se está desacelerando en los últimos trimestres.
En esta ocasión, no se trata de causas relacionadas a la inestabilidad política, sino más bien razones de índole estrictamente económico. El último Análisis de Coyuntura y Previsiones de la Cámara de Comercio de Barcelona publicado a finales de octubre ya señaló en esta dirección. La entidad cameral apuntó que, tras constatarse un crecimiento del producto interior bruto (PIB) de la Comunidad del 3,2% interanual en el primer trimestre y del 3,1 en el segundo, su previsión se rebajaba al 2,9 en el tercer periodo del año y al 2,7 en el último. La Cambra advirtió que esta desaceleración económica ya está teniendo efectos en variables tan importantes como la creación de empleo, con un frenazo en el incremento de afiliados a la Seguridad Social, que pasó de una tasa del 3,7% entre enero y marzo al 3,1 en el segundo trimestre y al 2,4 en el tercero. La confianza empresarial también se resiente de los efectos de la desaceleración y se mantiene en negativa en este cuarto trimestre en la Comunidad, especialmente en sectores como la hostelería y el comercio, aunque también en menor medida en la industria y el resto de servicios.
Freno de las exportaciones
Las principales causas de esta ralentización del crecimiento económico en Catalunya y de las estimaciones futuras, según la Cambra, son la inversión empresarial y las exportaciones, especialmente hacia Estados Unidos, el Reino Unido, Italia y China. También se está produciendo una reducción en el ritmo del sector de la construcción, que por primera vez en tres años ha entrado en tasas de crecimiento negativas a nivel interanual, teniendo en cuenta el número de viviendas iniciadas. Con todo, la Cambra da por superadas las peores turbulencias económicas causadas por el procés y señala como el principal riesgo político actual la ausencia de presupuestos públicos en Catalunya y en el conjunto del Estado.
El servicio de estudios BBVA Research también presentó a finales de octubre su informe Situación Catalunya, que apuntaba en la misma dirección que el de la Cambra, aunque con cifras algo más pesimistas. La entidad financiera pronostica que el crecimiento de la economía catalana se situará en un 2,5% este 2018 y en un 2,3% en 2019. El análisis del BBVA indica que la ralentización de las exportaciones catalanas podría ser temporal, gracias a las buenas expectativas de crecimiento de la economía mundial y de la Unión Europea, mientras que también se espera un buen comportamiento del consumo privado y de la inversión empresarial. La entidad también prevé que el tono expansivo de los Presupuestos del Estado de 2019 podría impulsar la renta de los hogares y ve una "consolidación" en el sector de la construcción.
Ralentización de la demanda
Sin embargo, el informe del BBVA Research advierte del agotamiento de la demanda embalsada de bienes duraderos durante la crisis y la pérdida de fuerza de los citados vientos de cola. La entidad también observa una ralentización en el crecimiento del sector turístico por el menor empuje de la demanda interna y del turismo exterior, básicamente por la recuperación de los destinos competidores.
Por su lado, también la patronal catalana Foment del Treball advierte sobre la ausencia de unas Cuentas públicas para el Estado como uno de los eventuales puntos débiles del futuro desarrollo de la economía en Catalunya y en el conjunto de España. La organización empresarial también señala que las previsiones de ralentización en la generación de ocupación durante los próximos trimestres hacen que las medidas propuestas por el Gobierno para "contrarreformar" algunas de las medidas flexibizadoras introducidas en la última Reforma Laboral pudieran ser especialmente "perjudiciales".
Al igual que el resto de patronales, Pimec también reclama a las Administraciones que aprueben sus presupuestos de 2019 para dar un mensaje de estabilidad a la economía y para que las empresas puedan prepararse ante eventuales incrementos del gasto fiscal.
