
La cuestión del incremento de la desigualdad es un tema recurrente en los países desarrollados tras el paso del ciclón en forma de crisis económica que ha ensanchado las distancias entre los diferentes escalones de la estructura social de estas potencias. España no es un caso aislado en la materia, y un síntoma de ello se puede apreciar en la diferencia entre las cuantía de las pensiones en las diferentes comunidades autónomas y provincias a lo largo y ancho del territorio nacional.
La primera muestra de la desigualdad que existe, en este caso entre los jubilados españoles, se explica claramente al observar la diferencia entre la provincia donde se perciben las cuantías más altas y las más bajas. En ambos extremos encontramos por un lado Bizkaia, con una pensión media de 1.391,57 euros, lo que supone 625,97 euros más que en la región donde se percibe la menor cuantía del país: Ourense, con 765,6 euros.
La explicación de esta diferencia se sustenta en los pilares del cálculo de la pensión de jubilación. Como se puede observar las pensiones son más altas en el País Vasco por el mayor peso del sector industrial en su tejido productivo, lo que conlleva trabajadores más cualificados y con retribuciones más altas que en el sector servicios o la agricultura, explica el profesor del CEF Juan Fernando Robles, quien puntualiza que el desempleo en el País Vasco ha sido sensiblemente menor que en el resto del territorio nacional, con vidas laborales más largas y con cotizaciones más altas durante más tiempo para el conjunto de trabajadores.
Sobre estos factores es donde se sostiene la desigualdad manifiesta en el cobro de pensión entre regiones. De hecho, al margen de concreciones, el gráfico muestra cómo la cuantía se va elevando a medida que se atraviesa el territorio nacional de sur a norte, siendo estas últimas regiones más generosas, y coincidiendo con las más industrializadas.
Así, se puede observar cómo la pensión predominante en el extremo sur de España es la que se encuentra en el margen de entre 900 y 999 euros. En Andalucía, el 50% de las provincias cuenta prestaciones por debajo de los 1.000 euros: Granada (924,86 euros), Córdoba (903,02 euros), y dos más, que se encuentran en el rango subsiguiente de los 800 a 899 euros, en Jaén (899,39 euros) y Almería (890,33 euros). Del otro lado se encuentran Huelva, Sevilla y Málaga, que superan los 1.000 euros por un estrecho margen, siendo Cádiz la provincia andaluza con mayores reportes en la jubilación, donde la cuantía media es de 1.138,59 euros. Una explicación a este hecho se encuentra en la presencia de la industria astillera, que ha tenido una importante presencia en la oferta de puestos de trabajo de los habitantes de dicha localidad. De hecho, uno de los patrones que se repite en los lugares con pensiones más altas es la presencia de sectores industriales que en tiempos estuvieron protegidos por el Estado y que, en última instancia, se han visto beneficiados en algunas ocasiones por cierres patronales tutelados desde el propio Gobierno.
En la misma situación que las andaluzas se encuentran las provincias del sur meridional pertenecientes a Murcia, Castilla-La Mancha, Extremadura y la Comunidad Valenciana, la mayoría con pensiones menores a 1.000 euros. En el caso murciano la cuantía es de 975,64 euros, mientras en La Mancha se encuentra mayor disparidad con Albacete y Cuenca, en 968,52 y 923,16 euros, respectivamente; Toledo y Ciudad Real, en un rango superior con 1.010,45 y 1.045,69 euros, respectivamente, mientras que la mayor renta la perciben los jubilados de Guadalajara, con 1.169,99 euros. Y una situación más precaria aún es la que se encuentran los mayores extremeños, siendo su pensión media de 926,76 euros en Badajoz y de 891,03 euros en la provincia de Cáceres.
Un caso más peculiar es el que muestra la Comunidad Valencia, con una economía interior más boyante, sostenida en el tiempo por el importante rol turístico que juega en el país, pero donde se ven las debilidades de un sector más enfocado en los servicios y la hostelería, donde los empleos cuentan con una mayor temporalidad y los salarios son más bajos y más volátiles. Así, tanto en Alicante como en Castellón la renta dispuesta por el Estado no alcanza de media de los 1.000 euros, mientras que en la capital valenciana solo llega a los 1.062,97 euros.
Precisamente, a medida que se avanza hacia el norte meridional y donde los empleos se encuentran más ligados a la industria, con carreras de cotización más largas y menores tasas de destrucción de empleo durante la crisis, las nóminas de los jubilados van engordando progresivamente.
Así ocurre al adentrarse en el interior peninsular, donde Castilla y León solo descuenta tres regiones con pensiones que no superan la barrera de los 1.000 euros, siendo éstas la más occidentales: Ávila (931,99 euros) y Salamanca (999,36 euros) por un estrecho margen, y ya de menor impacto en Zamora con una media de 898,84 euros. Es más, a medida que se expande la industria automovilística y minera se observa el repunte. Segovia, Soria y León se sitúan en el rango inmediatamente superior con 1.021,57, 1.007,50 y 1.074,71 euros, respectivamente. Un escalón por encima se encuentran Burgos (1.155,86) y Palencia (1.120,70), y Valladolid, que alberga la fábrica de Renault se va a los 1.243,47 euros.
En esta línea se sitúan las provincias norteñas con presencia de industria minera y siderúrgica como Asturias (1.337,75 euros), siendo la tercera provincia del país con mayor pensión media, y Cantabria (1.173,70). En el País Vasco, junto a la ya mencionada Bizkaia, están las otras dos provincias que completan el top 4 de cuantías más elevadas: Álava (1.376,8 euros) y Gipuzkoa (1.312,89 euros). También los jubilados navarros superan los 1.200 euros de pensión, mientras que en Aragón, si bien todos superan los 1.000, son los de Zaragoza los más beneficiados con una cuantía de 1.199,4 euros.
Ya en la comparativa estrella los madrileños perciben una pensión media de 1.298,33 euros, mientras que ninguna región catalana supera los 1.200 euros, siendo Barcelona la más generosa con 1.157,98 euros.