Una depreciación del 50% de la moneda de un país (la peor de los mercados emergentes este año) conlleva mucho dolor. La propia depreciación de la divisa ya es producto de la debilidad económica y de los desequilibrios, pero puede y suele intensificar el sufrimiento del país con mayor inflación, salidas de capital, encarecimiento del crédito, etc. No obstante, el principio del fin de estos movimientos abruptos suele producirse gracias a esta depreciación: el desplome de las importaciones ha dado lugar al primer superávit comercial de Argentina desde 2016.
Cabe recordar que Argentina pidió recientemente un rescate al Fondo Monetario Internacional para detener la caída del peso. Además, tras la debacle de la divisa, la fuga de capitales y la fuerte subida de la inflación, la economía del país se ha contraído un 4,2%.
Ahora, la segunda mayor economía de Sudamérica está viendo la otra cara de la moneda: el mes de septiembre ya registró su primer superávit comercial desde diciembre de 2016, según cifras oficiales publicadas el martes.
De este modo, según los datos publicados Argentina ha presentado un superávit comercial de 314 millones de dólares. No obstante, detrás de este resultado positivo se reflejan también tendencias muy negativas.
Desplome de las importaciones
Las importaciones se han desplomado un 21,2% en septiembre en comparación con el año anterior, mientras que las exportaciones bajaron un 4,8% durante el mismo período. La caída de las importaciones parece lógica ante la fuerte depreciación del peso, lo que ha encarecido sobremanera los bienes y servicios denominados en otras divisas contra las que el peso ha caído.

Aún así hay un dato muy positivo, aunque representa solo una pequeña parte de los envíos totales, las exportaciones de energía del país tuvieron un auge en septiembre del 122% respecto al año pasado.
Si la tendencia continúa en los próximos meses, un superávit comercial ayudaría en teoría a aliviar la presión que enfrenta el déficit fiscal argentino (a través de mayores ingresos por los impuestos a la exportación) y facilitaría el pago de la deuda externa denominada en divisa extranjera, una preocupación clave para los inversores este año.
"El superávit comercial de septiembre es el primer signo del esperado ajuste de la balanza comercial y por cuenta corriente que suele venir detrás de una gran depreciación de la divisa y una caída de la inversión", explica Alberto Ramos, economista de Goldman Sachs.
Además, "se espera un incremento importante de las cosechas para 2019 lo que debería contribuir a estimular las exportaciones agrarias y apoyar el ajuste por cuente corriente", sentencia Ramos en declaraciones a Reuters.