
A pesar de que el Gobierno asegura que su nueva estrategia fiscal no afecta a las clases medias y trabajadoras, lo cierto es que una de las medidas incluidas en el Plan Presupuestario remitido a Bruselas este martes sí que lo va a hacer. La subida fiscal del diésel costará a todos los conductores unos 670 millones de euros al año.
Sin embargo, fuentes del Ministerio de Hacienda aseguran que aquellos profesionales cuya actividad dependa del uso de un vehículo diésel no se verán afectados, aunque reconocen que todavía no se sabe qué colectivos quedarán liberados del alza fiscal ni cómo se formulará esta excepción.
Por lo pronto, el documento enviado a la Comisión Europea solo especifica que "la tributación que recae sobre el gasóleo de uso profesional y el gasóleo bonificado no sufre variación alguna, al objeto de otorgar a sus usuarios un mayor tiempo para que se puedan adaptar en el desempeño de su actividad económica al uso de otros productos menos contaminantes y que, por añadidura, durante dicha adaptación su competitividad no se vea mermada".
En el caso del gasóleo de uso profesional se encuentran el transporte de mercancías por carretera, por cuenta ajena o por cuenta propia; el transporte de pasajeros, y los taxis. Mientras, cuando se habla de gasóleo de uso bonificado se trata de cuando este combustible se emplea en maquinaria agrícola.
Sin embargo, no hay salvedad alguna para autónomos o pequeños comerciantes cuyo vehículo supone un recurso imprescindible para su actividad, una situación muy habitual, por ejemplo, en determinados colectivos del sector de la construcción y el mantenimiento. Consultados por estos casos, desde Hacienda reconocen que todavía no saben cómo se articulará el citado impuesto.
Las cifras de la subida
La equiparación fiscal del diésel con la gasolina supondrá que el precio por litro del gasóleo suba unos 4,6 céntimos -incluido el IVA-. Esto supone que llenar un depósito medio -unos 60 litros- va a costar unos 2,76 euros más. Según Hacienda, al conductor que realice una media de 15.000 kilómetros al año y tenga un vehículo de antigüedad media, deberá abonar 3,3 euros más cada mes. Con todo, según fuentes del sector del automóvil, el diésel seguirá siendo más barato que la gasolina, debido al inferior coste del combustible.
Sin embargo, María Jesús Montero, ministra de Hacienda, reconoció la semana pasada que la subida del diésel "puede llegar a ser un esfuerzo, pero merece la pena en términos medioambientales". Así lo indican las propias explicaciones recogidas en el documento enviado a Bruselas. "Tradicionalmente se ha sometido a una menor imposición el gasóleo, al entenderse que su consumo era más eficiente que la gasolina desde la perspectiva de su utilización en vehículos a motor y contaminar en menor proporción con dióxido de carbono (CO2). Sin embargo, los últimos estudios internacionales indican que el gasóleo causa más contaminación atmosférica", matiza el texto.
La industria se defiende
En cambio, la industria del automóvil acusa a las administraciones nacionales e internacionales de crear una gran confusión sobre el consumo y el impacto medioambiental del diésel. "No podemos permitir esta situación de plena confusión de nuestro sector", asevera Joaquim Gay de Montellá, presidente de la Federación Catalana de Vendedores de Vehículos a Motor (Fecavem)
La patronal critica que se atribuya el grave problema de la contaminación al automóvil, cuando solo representa el 13 por ciento de ésta.
Por otro lado, María Jesús Montero negó que esta medida" tenga un afán recaudatorio". Sin embargo, su aplicación supondrá más ingresos que los van a generar la subida del IRPF a las clases más altas -328 millones- y el incremento del Impuesto del Patrimonio -339 millones- juntos.