Economía

La UE pide a May un último esfuerzo para suavizar el efecto del Brexit

  • Logra el apoyo de su Gobierno con promesas inviables para Bruselas
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El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, pintó ayer con palabras el estado de ánimo ante las negociaciones para amortiguar la salida del Reino Unido. "No existe una base para el optimismo", dijo el tejedor de las cumbres tras haber escuchado a Theresa May el lunes en Westminster. Sus todavía socios ven ya muy difícil que la primera ministra británica pueda presentar una propuesta para evitar una frontera en Irlanda del Norte que satisfaga a los estados miembros, obtenga el apoyo de su partido y no espante a sus socios de Gobierno, los unionistas del Ulster (DUP).

La cuestión más envenenada del Brexit es "la nueva versión del nudo gordiano". "Pero no puedo encontrar una nueva versión de Alejandro Magno", dijo el polaco formado en Historia, en referencia a la leyenda griega. Si en el conquistador macedonio había resuelto el desafío cortando el nudo con su espada, Tusk consideró que, en el caso actual, "no es fácil encontrar líderes creativos" que hallen una respuesta.

A apenas 24 horas de la cumbre que deberá probar si hay posibilidades para la primera salida ordenada de un estado miembro, Tusk pidió a May, casi a la desesperada, que acuda con una propuesta "creativa" para el enigma de la frontera irlandesa. "La única fuente de esperanza es la buena voluntad y la determinación en ambos lados", comentó durante la rueda de prensa de la cumbre social.

Los líderes discutirán sin May los preparativos para un divorcio a las bravas, por si el acuerdo es rechazado

Incluso si May cumple, los líderes discutirán a continuación, ya sin ella en la sala, los preparativos para un divorcio a las bravas, por si el acuerdo es rechazado por alguno de los parlamentos a ambos lados del Canal de la Mancha. En este sentido, Tusk confirmó lo que todo el mundo sabe: la posibilidad de que fracasen las negociaciones "es mayor que antes". Pero "todavía soy optimista", añadió el primer ministro de Austria, Sebastian Kurz, cuyo país ostenta la presidencia rotatoria de la UE.

Mientras, el negociador jefe de la UE pidió "más tiempo" para cuadrar la salida británica de la unión aduanera y del mercado común con la no imposición de una frontera con Irlanda. "Vamos a tomarnos este tiempo con calma y seriedad para conseguir un acuerdo amplio en las próximas semanas", indicó Michel Barnier, quien informó a los ministros del Consejo de Asuntos Generales sobre el estado de unas negociaciones que parecieron desembocar en un callejón sin salida el domingo, cuando Londres rechazó la propuesta comunitaria.

Al respecto, Theresa May se esforzó por mantener el suspense y, en respuesta a la apelación directa del presidente del Consejo a ser "creativa", su portavoz oficial se limitó a remarcar que la premier "expuso su posición sobre dónde cree que están las negociaciones el lunes -en el Parlamento- y Donald Tusk ha expuesto la suya". Con estas cartas sobre la mesa, May "está deseando mantener un intercambio cara a cara en Bruselas", una vez logrado ayer el respaldo de su Gabinete.

La UE ya ha aclarado que no aceptará límites temporales sobre el mantenimiento de la unión aduanera

El problema es que el margen negociador autorizado por el Gobierno británico podrá generar consenso en casa, pero el punto que May se ha anotado es meramente temporal y podría maniatarla ante Bruselas y devolverla al punto de partida: incapaz de desbloquear el proceso y, como resultado, más cerca de provocar la salida caótica, vista como probable a ambos lados del Canal de la Mancha.

No en vano, la UE ya ha aclarado que no aceptará límites temporales sobre la propuesta de que Reino Unido continúe en una unión aduanera para impedir la materialización práctica de un linde entre Irlanda del Norte y la República, al sur, por lo que la única esperanza al alcance de May pasa por superar el muro de hormigón erigido por los 27 para proteger sus líneas rojas, haciéndoles entender que no puede ceder más: cualquier claudicación provocaría inexorablemente un divorcio caótico, ya que hallaría el rechazo no solo de su Gabinete, mediante dimisiones coordinadas, sino de un Parlamento altamente dividido y de los unionistas del DUP, que han amenazado de nuevo con paralizar la agenda doméstica si el acuerdo cuestiona el rango de Irlanda del Norte en la UE.

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