
Los desequilibrios entre países deudores y acreedores son grandes. Además, existen ciertos factores que cronifican esta situación y amortiguan los esfuerzos de los primeros para revertir esta situación. De una forma sencilla y entendible, los países ricos (como Alemania) mantienen su posición gracias a las rentas que generan esos activos netos; unas rentas que reciben en gran parte de los países deudores netos (como España).
Así lo confirma el trabajo del Banco de España 'Países acreedores y países deudores: algunas asimetrías en la dinámica de acumulación de la riqueza externa', realizado por Ángel Estrada y Francesca Viani. Estos expertos estudian las asimetrías entre países deudores y acreedores usando la posición de inversión internacional neta (PIIN) y concluyen que "en los países acreedores, la PIIN contribuye a incrementar los superávits por cuenta corriente, lo que, a su vez, refuerza la dinámica de acumulación creciente de riqueza de estos países frente al resto del mundo".
¿Qué es la PIIN?
Los países acreedores suelen llegar a esa posición gracias a la acumulación de superávits por cuenta corriente (variable de flujo). Este apartado (cuenta corriente) de la balanza de pagos refleja los intercambios de bienes y servicios realizados entre los residentes de un país y los del resto del mundo. Esta balanza está dividida en la balanza comercial, la de servicios, rentas y transferencias corrientes.
La generación de superávits en este apartado (partiendo de un país que no sea ni deudor ni acreedor neto) genera una PIIN (variable de stock) positiva. La PIIN mide la diferencia entre los activos extranjeros en manos de nacionales y los activos nacionales en manos de extranjeros, es decir, muestra la posición financiera neta de un país respecto al resto del mundo. Calcula la riqueza neta (activos menos pasivos) de cada país. Cuando un país exporta más de lo que importa en un año obtiene un superávit que se canaliza en forma de un ahorro, que a su vez financia a los países que tienen déficit por cuenta corriente.
Los países que han acumulado una riqueza neta importante gracias a esos superávits por cuenta corriente, han acumulado con el tiempo unos activos que generan intereses, dividendos, alquileres... Esas rentas se contabilizan con signo positivo en la balanza de rentas, lo que ayuda a mantener un superávit por cuenta corriente y una riqueza positiva neta. Como se dice forma vulgar, 'el dinero llama al dinero'.
Esta situación se puede ver en varios países de la Unión Europea. España, Grecia o Portugal mantienen una PIIN negativa (tras años de déficits por cuenta corriente) que supera en el caso de los dos últimos el 100% del PIB, mientras que el caso de España el saldo negativo representa el 81,3% del PIB, según los últimos datos de Eurostat. Sin embargo, Alemania, Países Bajos o Dinamarca presentan una PIIN positiva del 60% del PIB.
Un ejemplo práctico
Es probable que haya familias o empresas alemanas que tengan más acciones de Telefónica (con una rentabilidad por dividendo del 6% que irá integro a Alemania) o viviendas en propiedad que alquilan en Mallorca, que españoles con acciones de BMW o un apartamento alquilado en Berlín. Esto permite que la renta nacional bruta per cápita (algo que es parecido al PIB pero tiene en cuenta flujos internacionales de renta) se mantenga por encima en los países acreedores.
Los economistas del BdE explican que "el saldo de la balanza de rentas es más persistente y es el principal determinante de los déficits de los países deudores. El saldo de esta balanza presenta el signo esperado: positivo para los acreedores y negativo para los deudores".
Es esta balanza la que complica la reducción de los desequilibrios entre los países deudores y acreedores. Aunque los países con déficits en la balanza comercial logren convertir ese saldo en un superávit, la balanza de rentas puede lastrar parte de los esfuerzos y perpetuar la posición deudora neta, como se está viendo en algunos países en la UE.
"La probabilidad condicional de que un país deudor (acreedor) lo siga siendo el siguiente año es del 98%. Tanto los países acreedores como los países deudores pueden presentar contemporáneamente déficits o superávits en la balanza por cuenta corriente y de capital, pero el sesgo hacia el superávit en el caso de los acreedores es más marcado.
"El trabajo empírico realizado indicaría que el efecto desestabilizador de la PIIN en la acumulación de riqueza exterior de los países acreedores es consecuencia de una reducida propensión marginal a consumir e importar con cargo a su riqueza exterior. Estos resultados tienen implicaciones relevantes para el comercio y el crecimiento globales. En el corto plazo, los países deudores son mucho más vulnerables al sentimiento de los mercados y a las tensiones financieras, por lo que deben corregir su desequilibrio exterior generando superávits o reduciendo sus déficits".
No obstante, los economistas del BdE creen que "si los países acreedores no reaccionan simétricamente incrementando la demanda de los productos de los países deudores, el ajuste de los deudores tenderá a producirse a través de una reducción de sus importaciones y de la demanda agregada, con el consiguiente efecto negativo sobre el crecimiento y el comercio global a medio plazo.