En su Contrato con España, el nuevo presidente nacional del Partido Popular, Pablo Casado, anunció este sábado su compromiso de acometer la mayor rebaja fiscal de la democracia española, incluyendo en el paquete la supresión del impuesto de Sucesiones y Donaciones y Patrimonio, la reducción de impuestos de Sociedades y del IRPF, con otras ayudas a familias y empresas, más incentivos para los emprendedores, y creación de empleo de calidad, además de garantizar las pensiones, sin que sea necesario crear nuevas tasas para pagarla.
Se trata, por tanto, de un programa de corte liberal, cuestionado en campaña por el pragmático equipo de Soraya Sáenz de Santamaría, aunque sin embargo -comenta uno de los cerebros del proyecto político de Pablo Casado-, no es más que la recuperación del modelo económico "mejorado" con el que Mariano Rajoy se presentó a las elecciones generales de 2011, y que "con la crisis no llegó nunca a aplicar".
Casado también se comprometió en su Contrato, una vez abiertas las urnas y confirmado su triunfo ante Santamaría, a llevar a cabo una profunda actualización de la Administración, por cierto, otra de las grandes promesas del Partido Popular en distintas citas electorales.
Este mismo lunes, Casado, también ha mostrado su posición con respecto al techo de gasto del Gobierno socialista, confirmando un rechazo que ya el pasado viernes deslizó el Grupo Popular después de que el Consejo de Ministros rubricase un aumento de gasto del 4,4% de cara a los nuevos Presupuestos Generales. Los populares ven que desde luego está muy lejos de relajar los límites de déficit, máxime si conlleva subidas de impuestos y aumento de la deuda pública.
Recuperar Moncloa para algo
A lo largo de la campaña de primarias, tanto en la primera ronda como en la segunda vuelta, Pablo Casado ha mantenido que lo importante no es volver a La Moncloa, sino saber para qué se vuelve al Gobierno, con qué programa, y con el objeto de hacer qué cosas para España. Pero, para alcanzar ese anhelo, el diputado por Ávila antes tendrá que reedificar su casa política por la reintegración. Se comprometió a ello ante el expresidente del PP, Mariano Rajoy, y ante casi 3.000 compromisarios.
Precisamente, ese fue el principal ofrecimiento a su adversaria en primarias en la presentación de candidaturas, sin especificar en aquel instante ningún cargos, lo contrario de lo que sí hizo ella, adelantando públicamente el nombramiento de Fátima Báñez, como secretaria general.
Cerrado ya el XIX Congreso del Partido Popular, arranca la etapa de negociación. Antes de reunir a su comité ejecutivo y refrendar los cambios orgánicos, Casado y Santamaría se verán las caras. Y ya no lo harán de igual a igual. Él llega con un comité ejecutivo sin cargos señalados, y ella ya ha anticipado que no puede adelantar nada porque nadie le ha propuesto, asegura públicamente, nada.
Lo cierto es que poco se sabe de la nueva estructura del partido. Pero, no cabe duda, de que el puesto de secretario general será el más goloso para la candidata perdedora de las históricas primarias del PP. Si bien, no para ella -pues se desconoce qué grado de implicación quiera tener en el proyecto nacional de Pablo Casado-, si al menos logrando colocar a una de sus personas de confianza, entre ellos, Fátima Báñez o José Luis Ayllón.
Mientras, los nombres de Javier Maroto, de Teodoro García Egea, de Dolors Montserrat y, de Isabel García Tejerina suenan con fuerza para cargos importantes en un reparto de responsabilidades en el partido y en el Congreso, donde se abren otras puertas para ocupar el cargo de portavoz del Grupo Popular, puesto que actualmente ocupa Rafael Hernando. El nombre de la madrileña, Isabel Díaz Ayuso, persona de confianza de Casado, podría ser otro de los nombramientos destacados.
¿Qué quiere Cospedal?
¿Qué quiere hacer de su carrera política Dolores Cospedal? Es una de las grandes incógnitas de la que pronto llegará a dejar de ser secretaria general del PP. En la presentación de candidaturas, Pablo Casado llegó a decir que Cospedal sería una buena presidenta de Castilla-La Mancha. Es decir, volver a los orígenes. Pero la exministra de Defensa no se ha pronunciado sobre el asunto. Sí llegó a afirmar que no pediría cargos dentro de la ejecutiva de Pablo Casado.
En estos días de negociación, Cospedal queda paradójicamente atrapada de nuevo por Santamaría. Porque Casado, bien podría proponer a la exvicepresidenta el interesante puesto de la Alcaldía de Madrid, cercenando así a la castellano-manchega el siempre apetecible trono de la Villa y Corte.