
En los últimos diez años el crecimiento de la productividad ha sido decepcionante tanto en EEUU como en Europa y otras regiones desarrolladas. En el caso de EEUU, el último dato del primer trimestre de 2018 muestra un crecimiento del 1,3%, frente a la media del 2% de las dos últimas décadas. En la Eurozona la productividad real por hora trabajada ha sido del 1,5% en el primer trimestre de 2018, el mejor dato de la serie de los últimos años, pero aún lejos de la media de décadas anteriores. Aunque los factores que explican esta desaceleración de la productividad pueden ser muchos, uno de los más discutidos es el avance de la calidad de muchos bienes y servicios que no queda reflejada en las estadísticas.
Si se estudia la evolución de los smartphones (teléfonos inteligentes), quizá se pueda explicar gran parte del misterio de la productividad perdida y, por ende, del menor crecimiento económico real. Al menos esto es lo que opinan los economistas de Goldman Sachs tras analizar los precios del iPhone.
"Creemos que el ritmo actual de crecimiento de la productividad es significativamente más alto de lo que parece"
La desaceleración del crecimiento de la productividad ha sido un tema de debate en los últimos años. Se cuestiona si las metodologías de medición son precisas y recogen al detalle los cambios de calidad, algo que resulta un tanto complejo. Siete economistas de Goldman Sachs han analizado los precios de mercado de los iPhones a estrenar en eBay, para examinar cuánto varían de unos modelos a otros y calcular si las publicaciones oficiales de productividad y crecimiento están perdiendo parte de estos avances.
Según los expertos de Goldman, las grandes caídas en los precios (entre un 20 y un 40%) de los modelos anteriores tras la aparición de nuevas versiones en el mercado son una prueba de que se están produciendo serias mejoras de calidad en los nuevos iPhones. "Los precios de los iPhone en mercados secundarios caen dramáticamente en los meses que rodean la llegada de un nuevo modelo... esto sugiere que el valor de las mejoras de calidad en los nuevos iPhone exceden los costes de realizar estas mejoras".
Apple (y probablemente otras marcas) están creando cada vez móviles mejores y más útiles que sin embargo se venden con un precio similar al de anteriores modelos. Como es la empresa la que fija el precio del último modelo a la venta, resulta más fiable estudiar los mercados secundarios (como eBay) porque se puede ver como la percepción de los consumidores se refleja en el precio de los modelos antiguos: "El precio de los mercados secundarios se ajustará para reflejar las percepciones de los consumidores sobre el diferencial de calidad".
Si la productividad no avanzase y Apple lograse crear un nuevo móvil mejor, más bonito, con una cámara más avanzada, un procesador superior, etc. el precio del mismo debería ser mucho más elevado por la complejidad de su producción, se necesitarían usar muchos recursos para crear un producto tan avanzado.
"Aplicando estos ajustes de calidad a las categorías de consumo para las cuales son relevantes, esto sugiere que el crecimiento anual del consumo se ha subestimado entre 0,05 y 0,15 puntos porcentuales cada ejercicio en los diez últimos años". Los economistas de Goldman cruzan estos datos con los cálculos de las cuentas nacionales en los que se determina el PIB (entre otras cosas) y concluyen que se están obviando hasta 175.000 millones de dólares por año.
Por último, todos estos datos podrían significar que el crecimiento económico real de EEUU ha sido entre 0,66 y 0,75 puntos porcentuales más alto por año de lo que se ha informado en los datos oficiales.
"Si bien todos estos números son bastante inciertos, nuestro análisis y los recientes avances en la literatura aumentan nuestra convicción de que el ritmo actual de crecimiento de la productividad es significativamente más alto de lo que parece", aseguran los expertos.
La evolución de los televisores
Un buen ejemplo de la dificultad para capturar estas mejoras de calidad (sobre todo tecnológicos) en la productividad lo exponen también los economistas de CaixaBank en uno de sus informes mensuales: "Si construimos un índice de precios de televisores a partir de los años cincuenta, deberemos comparar un aparato en blanco y negro (que, en 1956, costaba unas 30.000 pesetas o, corrigiendo por la evolución de la inflación, el equivalente a unos 7.000 euros actuales) con los primeros televisores a color y con los actuales televisores de alta definición y con conexión a internet (que podemos comprar por menos de 300 euros)".
"El paso de un televisor de 7.000 euros a uno de 300 euros es un claro reflejo de ganancias en productividad, pero la magnitud de esta mejora no es solo la diferencia de precios, sino que también hay que tener en cuenta la mejora de la calidad, algo que es difícil de cuantificar en términos económicos. En la actualidad, en un entorno de rápidas mejoras tecnológicas relacionadas con las TIC, hay indicios de que las estadísticas oficiales subestiman las reducciones de los índices de precios3 y la mejora de la calidad de las tecnologías digitales y, por lo tanto, subestiman el crecimiento de su productividad", sentencian los expertos de CaixaBank.
Hace años todo el mundo compraba enciclopedias en formato físico, ahora con la Wikipedia millones de personas tienen una enciclopedia gratis a la vez
Otro sector que también ha podido a la hora de hacer menos certeros los datos oficiales de PIB y productividad es el sector sanitario. Varios estudios de diferentes economistas e instituciones "sugieren que la mejora de la eficiencia en los tratamientos están teniendo un impacto sobre la longevidad y la calidad de vida, representando una mejora importante de las calidad de estos servicios que las cuentas nacionales de estadística no capturan".
Al igual que el sector sanitario, el acceso a internet ha permitido que cientos de millones de personas consuman servicios y bienes sin coste o con un precio ínfimo. Un buen ejemplo es el de las enciclopedias, que durante años han sido un bien de consumo habitual de los hogares, cuyo gasto se sumaba directamente al PIB. Ahora, con plataformas como Wikipedia u otras fuentes de información (gratuitas) son pocos los que adquieren una enciclopedia física. Algo similar, aunque en menor grado, ocurre con los libros electrónicos o la música online, son servicios que han mejorado en calidad y versatilidad y sin embargo tienen unos precios relativamente inferiores.
Este tipo de cambios son difíciles de capturar por los indicadores tradicionales a pesar de sus modificaciones. Al fin y al cabo el PIB se mide en unidades monetarias, mientras que el productividad es la división de la producción (medida en unidades monetarias) entre las horas trabajadas, con lo cual resulta fácil que parte de estas innovaciones y mejoras de calidad en los bienes y servicios se pierdan en los datos oficiales aunque los ciudadanos las disfruten.