
El nuevo Gobierno italiano trata de sembrar calma en los mercados. El ministro de Economía, Giovanni Tria, aseguró que el Ejecutivo pretender continuar en el euro y se centrará en reducir los niveles de deuda, según aseguró en su primer entrevista al periódico Corriere della Sera.
El "Gobierno del cambio" italiano acaba de recibir la confianza del Parlamento, pero ya empieza a aplazar el cumplimiento de sus promesas electorales. La semana pasada, el primer ministro Giuseppe Conte presentó al Senado y al Congreso su programa que se basa en los puntos del acuerdo de Gobierno firmado por el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga.
Sin embargo, el primer ministro no dio ninguna certeza sobre los tiempos en los que las tantas reformas anunciadas se cumplirán. La verdad es que Conte, un profesor sin ninguna experiencia política, no tiene margen de maniobra: los vicepresidentes del Gobierno Luigi Di Maio (líder del M5S y Ministro de Trabajo y Desarrollo Económico) y Matteo Salvini (secretario federal de la Liga y Ministro de Interior) son los que le dictan la agenda. Se perfila así una situación de contratación continua entre los dos socios de Gobierno: "Este Gobierno será así, con una sana competencia", dijo Angelo Tofalo, diputado del M5S, cercano al líder Di Maio.
De momento, Di Maio se ha puesto como prioridad una suavización de la reforma de pensiones aprobada en 2011, mientras Salvini se concentrará en la inmigración. En ambos casos, el "cambio" es más formal que sustancial. Salvini, durante sus primeros días como titular de Interior, levantó polémicas al declarar: "Se acabó la fiesta para los inmigrantes. Qué empiecen a hacer las maletas". El flamante ministro derechista acusó a Túnez de "exportar malhechores", causando una protesta formal del Gobierno del país norteafricano. Sin embargo, en una entrevista a la prensa italiana explicó que su antecesor en el cargo, Marco Minniti, hizo un "buen trabajo".
"No desmontaremos nada de lo positivo que se realizó. Trabajaré para hacer aún más eficaces las políticas de control, alejamiento y expulsión", añadió, subrayando el continuismo con las políticas del anterior Ejecutivo.
Continuismo político
Incluso su oposición a la renovación del Tratado europeo de Dublín sobre políticas migratorias, anunciada como una toma de posición del nuevo Ejecutivo, sigue en la misma senda del Gobierno saliente de Paolo Gentiloni, que antes de dimitir estaba buscando construir un eje con otros países mediterráneos. Lo que sí resulta novedoso es el acercamiento de Italia al Grupo Visegrád, la alianza eurófoba y anti-inmigración creada por Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia. Sin embargo, resulta muy difícil que Roma pueda obtener alguna concesión del Grupo que se opone al reparto de los refugiados.
La suavización de la reforma de las pensiones supone cambios que están lejos del "¡stop a la ley Fornero!" propuesto por el Movimiento durante la campaña electoral. De hecho, en el acuerdo de Gobierno se prevé una suavización de la reforma de pensiones aprobada por el Gobierno de Monti y no su abolición: mientras ahora son necesarios 66 años y 7 meses para jubilarse y un mínimo de 20 años de cotización, el nuevo ministro de Trabajo, Di Maio, propone la introducción de una "cuota 100": un mínimo de 64 años y 36 de cotización. El coste de la medida no superará los 5.000 millones anuales.
El anunciado recorte fiscal se aplaza hasta 2020. Lo explicó en una entrevista al diario La Repubblica el economista euroescéptico Alberto Bagnai, indicando que la flat tax, es decir la tasa plana prevista por el Contrato de Gobierno que prevé dos tipos de IRPF (15% a 80.000 euros de renta, 20% por encima de esa cifra) se aplicará a las familias a partir de 2020. La Liga ha anunciado que se empezará con empresas y autónomos en 2019, una posibilidad ya prevista por el Gobierno saliente.