"La economía argentina de hoy no es la de 2001", recalcó el viernes Alejandro Wegner, el director del Departamento de Hemisferio Occidental del FMI, en la rueda de prensa en la que se ofrecieron detalles sobre el préstamo que, con una duración de 36 meses, la organización ofrecerá a Argentina por valor de 50.000 millones de dólares (42.000 millones de euros).
El Fondo desembolsará un primer tramo correspondiente al 30 por ciento del total de esa cantidad, 15.000 millones de euros, tras valorar el 20 de junio el plan económico que aún hoy termina de diseña el Ejecutivo de Mauricio Macri, pero sobre el que parece haber acuerdo.
Según explicó Wegner, la hoja de ruta económica girará alrededor de tres pilares: el reequilibro de la posición fiscal, regular los esfuerzos para reducir la inflación que "carcome" a la sociedad argentina desde hace años y el compromiso de mantener el gasto social como porcentaje del PIB durante los próximos tres años.
El jefe de la misión para Argentina del organismo que dirige Christine Lagarde, Roberto Cardarelli, indicó el viernes que "el programa tiene como intención recuperar la confianza de los mercados y tendrá un efecto positivo en la inversión".
Detalles del préstamo
Un préstamo stand-by (SBA, por sus siglas en inglés) consiste en una línea de crédito flexible que normalmente cubre un periodo de entre 12 y 24 meses pero no más de 36 meses. El objetivo es poder crear un préstamo a medida que permita reaccionar a situaciones de emergencia de alguno de los 189 miembros de la institución.
Tras la reunión del Consejo del FMI el pasado mes, se indicó además que el préstamo pensado para Argentina se categorizaría como de "acceso excepcional", lo que implica una mayor supervisión y escrutinio por parte del organismo y sus funcionarios pero garantiza que la cantidad del mismo supere los límites normales impuestos a los créditos que concede el FMI.
Normalmente, y según casos anteriores, la devolución de este préstamo vence entre tres y cinco años después de la concesión del mismo.
Más allá, parece que las partes tienen tienen plena confianza en el éxito de la operación planteada. Al respecto, Cardarelli asegura que "tenemos la convicción de que estas medidas que hemos discutido son factibles. Pero es claro que son medidas que requieren de un fuerte compromiso político de toda la sociedad argentina", aseguró durante una conferencia de prensa en la sede de la institución en Washington (Estados Unidos).
Así, Werner recalcó que las medidas establecidas de déficit fiscal e inflación son "realistas" y "viables", y valoró como "oportuna" la decisión del Gobierno de Mauricio Macri de solicitar la asistencia, ante "el ajuste en las condiciones financieras internacionales". Además, explicó que contemplan que las metas fiscales puedan ser revisadas en caso de que haya una necesidad para aumentar el gasto social", prueba de la confianza entre partes.
Los fondos, como se ha explicado, estarán disponibles desde el 20 de junio y se prevé que de forma inmediata se concrete el primer desembolso por unos 15.000 millones de dólares para reforzar las partidas presupuestarias y las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
El programa establece como metas fiscales un déficit primario del 2,7 por ciento del PIB este año y del 1,3 por ciento en 2019, y alcanzar un equilibrio primario en 2020, algo que a día de hoy parece una quimera (en un caso que recuerda demasiado al de la reciente caída de Grecia). Además, se incluye como metas de inflación, con las cuales se guiará el Banco Central dentro de un régimen de tipo de cambio flotante, el 17 por ciento para 2019, 13 por ciento para 2020 y en torno al 9 por ciento para 2021.
