El elegido por la Liga para la cartera de Economía italiana no hará que en Bruselas se descorchen botellas de champán: el profesor Paolo Savona (Cagliari, 1936), es la persona "justa" para el puesto, según la formación liderada por Matteo Salvini. Una postura que inquieta al presidente de la República, Sergio Mattarella, y acentúa el ambiente de hostilidad hacia el proyecto europeo que se respira en Italia en las últimas semanas.
Este veterano profesor de Política Económica está lejos de ser un novato en la gestión pública: fue ministro de Industria en el Ejecutivo de Carlo Azeglio Ciampi entre 1993 y 1994, exdirector de la patronal Confindustria y jefe del Departamento de las Políticas Comunitarias del tercer Gobierno de Silvio Berlusconi, entre 2005 y 2006. No obstante, en el momento en que entró en las quinielas para ocupar el ministerio la prensa se apresuró a recordar sus duras críticas al euro.
Su visión de la moneda única, abiertamente negativa, no ha sido nunca tomada a la ligera, habida cuenta de su prestigio como experto en sistemas monetarios internacionales y su consideración como uno de los más importantes economistas del país transalpino. En 2012 publicó el ensayo Prima lettera agli amici tedeschi (Primera carta a los amigos alemanes), en el que señalaba la naturaleza "no óptima" del euro, que junto con la "rígida" fiscalidad impuesta por la UE y el "contexto mundial de creciente competencia" provoca una situación "que empuja día a día a Italia sobre el sendero del subdesarrollo económico y de la crisis social".
Europa sí, pero euro no
A pesar de sentencias como ésta, Savona no se considera un escéptico ante la UE, tal y como ha explicado en varias ocasiones. Sus críticas, matiza, van dirigidas al actual sistema económico comunitario. En 2014, afirmó en una entrevista al informativo Tv2000 que "la idea del mercado común europeo es válida", pero apuntó que para que funcione necesita una moneda única y ésta, a su vez, "requiere un Estado detrás, que es lo que ha fallado".
"Por eso diría que nos encontramos ante una encrucijada: o dar un paso hacia adelante hacia la unificación política o atrás regresando al viejo sistema del mercado único en el que los países podían devaluar" con sus propias divisas, consideró por entonces.
Esto provocaría un "shock", reconoció, pero para ello el país debe contar con un "Plan B", una de sus teorías más reiteradas, y encontrar alianzas internacionales capaces de ayudar "a afrontar la oleada especulativa que llegaría". Concluyó, en definitiva, que si estuviera en su mano "permitiría al país recuperar las llaves de su casa, que hoy no tenemos".
Salvini también ha contribuido a desinflar el retrato eurófobo del economista de 81 años, afirmando que "no irá a destruir o dar la vuelta a todo, sino a poner en marcha un motor que está parado", y que "será un perfecto interlocutor con "Alemania y Francia para apoyar el derecho de Italia a crecer". También el líder del M5S, Luigi di Maio, le ha defendido, caracterizándole como "una persona a la altura de las circunstancias, un valor adjunto".