El alargamiento de la vida laboral es un tema recurrente en estas fechas tras el debate suscitado acerca de la sostenibilidad de las pensiones. Con un déficit que asola año tras año las cuentas del Sistema Público parece inevitable la búsqueda de soluciones que alivien las finanzas de la Seguridad Social.
Sobre esta idea se proyectó ayer en Madrid la necesidad de aprovechar las virtudes del talento que atesoran las personas más mayores dentro de las compañías, antes de forzarlas a un retiro temprano en términos de salud física. En este sentido, el Círculo de Empresarios defendió ayer en el marco del debate Demografía y Longevidad: el papel de la iniciativa privada el retraso de la edad de jubilación más allá de los 65 años estipulada en la actualidad y la necesidad de articular planes desde la empresa privada que favorezcan la jubilación activa, es decir, la posibilidad de continuar ejerciendo un profesión al tiempo que se percibe la pensión.
El profesor y director de Deusto Business School, Iñaki Ortega, recordó que en las empresas ya "coinciden cuatro generaciones" y señaló la importancia que tiene la actividad de esta generación de las canas en el funcionamiento de la economía por su alto nivel de consumo, además de la repercusión que tiene su valor aportado en la empresa en términos de volumen de producción.
Un ejemplo de estos planes promovidos desde la empresa privada fue expuesto por el director general de la Fundación Endesa, Carlos Gómez-Múgica, quien avanzó las líneas principales del proyecto SAVIA que trata de acompañar a las personas en edad de jubilación pero con vocación de mantener algún tipo de actividad. En este programa se trata de reenfocar las aptitudes de dicha persona para que pueda ejercer diferentes funciones, además de formarlas en las posibles carencias competenciales, principalmente del ámbito digital.
