Economía

China prepara la respuesta a Trump con aranceles sobre varios productos agrícolas

  • Centraría las represalias en productos agrícolas empezando por la soja
  • Pekín busca abrir su sector financiero para reconducir las tensiones
Donald Trump junto a Xi Jinping. Foto de archivo

La tensión aumenta entre China y EEUU. Las crecientes ofensivas comerciales de Washington están incitando a sus parejas comerciales a buscar medidas para devolver el golpe a la primera potencia del mundo. Primero contestó la UE con amenazas. Ahora China anuncia que se está preparando para devolver los aranceles con gravámenes dirigidos a las exportaciones agrícolas de Estados Unidos, según fuentes consultadas por The Wall Street Journal.

No obstante, Pekín también evalúa facilitar las inversiones extranjeras para firmas de valores financieros y compañías de seguros. De este modo, el presidente Xi Jinping está tratando de evitar el aumento de las tensiones comerciales con la administración Trump. China está siguiendo la estrategia del palo y la zanahoria.

"Cualquier respuesta china a los nuevos aranceles de Estados Unidos sería medida y proporcional", según ha asegurado un funcionario chino involucrado en la formulación de las políticas.

Por el lado del palo es probable que China se centre en las exportaciones estadounidenses de soja, grano y cerdos vivos, de acuerdo con las fuentes. No obstante,  los planes podrían cambiar en función de lo que conteste la administración Trump.

Estas medidas han sido presentadas una reunión convocada el mes pasado por el Ministerio de Comercio de China con los importadores chinos de productos agrícolas de EEUU, que incluyen a China National Cereals, Oils and Foodstuffs, un gigante estatal del procesamiento de alimentos.

En la reunión, los funcionarios del Ministerio de Comercio pidieron asesoramiento y opiniones a las compañías sobre los efectos de reducir las importaciones agrícolas de EEUU. Desde entonces, las empresas han estado estado buscando fuentes alternativas como la soja de países como Brasil, Argentina y Polonia.

Apertura en el sector financiero

Tal como hizo la Unión Europea con sus amenazas para elevar aranceles sobre productos estratégicos, Pekín busca dañar la base electoral de Donald Trump. Al mismo tiempo, las autoridades chinas tenderán la mano al sector financiero de EEUU para facilitar el acceso a corredurías y aseguradoras chinas.

Hasta ahora los inversores extranjeros tienen limitaciones en el capital de las sociedades chinas. Tanto EEUU como otros países occidentales han pedido durante años que Pekín levantara este tipo de restricciones. Sin embargo, China se resiste a dar este paso, aunque varias veces lo ha prometido. La última vez que el gigante asiático tuvo un gesto en ese sentido fue el pasado verano en el que anunció el acceso fácil y rápido a las compañías de tarjetas de crédito de EEUU a dar servicios de pago electrónico. A estas alturas todavía se espera la luz verde de las autoridades y no se sabe si las empresas extranjeras podrán operar sin un socio local.

De todos modos, los expertos advierten de que China puede ser más contundente con EEUU si la tensión crece entre los dos países. El dragón asiático es el principal tenedor de deuda americana. Y hace pocos meses amenazó con deshacer parte de sus posiciones provocando un pequeño seísmo en los bonos americanos. El movimiento ocurrió después del anuncio de los aranceles a paneles solares por parte de EEUU

Además, puede reducir las compras de productos estadounidenses y someter a importantes compañías estadounidenses con grandes inversiones en China a investigaciones fiscales o de antimonopolio. 

Empresas amenazadas

Además, el Gobierno puede elegir a Airbus como proveedor de referencia de aviones en lugar de Boeing y reducir las compras de iPhone o de automóviles.

"Los lobbies chinos probablemente se apresuren a identificar las industrias estadounidenses que perderían más si aumenta la tensión comercial", explica Pauline Loong, directora de la firma de investigación Asia-Analytica en Hong Kong, a Bloomberg.

Boeing, el mayor exportador de Estados Unidos, ha sido durante mucho tiempo clave para las relaciones comerciales. Pekín firmó un pedido de 38.000 millones de dólares en una visita a la planta de Seattle en 2015. Pero no siempre China se ha mostrado tan amistosa, después de aumentar los aranceles sobre paneles solares chinos en 2011, China respondió con medidas contra el polisilicio estadounidense utilizado para fabricar paneles, metiendo en serios problemas productores estadounidenses.

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